Eva García: “Suena raro decirlo, pero a mí el Covid-19 me ha beneficiado”

En octubre, la Academia de Dibujo y Pintura Eva García, situada en la calle Pedrera Baja, 42, cumplirá su segundo aniversario. Eva García, pintora figurativa contemporánea, natural de Piedrabuena pero afincada en Ciudad Real, ha cumplido el sueño de su vida y lo ha hecho en medio de la pandemia. Algunos de sus más de cien alumnos ya han colgado su primera exposición 'Niños del Mundo' que desde el 3 de junio puede verse en La Pajarería

P.- ¿Cuándo empezaste a pintar?

R.- Comencé a los 18 años, llevo ya treinta pintando. He tenido algunos profesores, pero no pude estudiar Bellas Artes, así que realicé otros estudios para poder trabajar.

P.- ¿Por qué te picó el gusanillo de la pintura?

R.- Tengo un amigo de Piedrabuena, Javier Ramírez, que estudió Bellas Artes y él fue quien me inició en este mundo. Un día me invitó a su taller de pintura, empecé a hacer algo y Javier comprobó que tenía muchísimo potencial. Entonces, comenzó a enseñarse de forma más intensa, como si fuese un alumno de Bellas Artes. A raíz de aquello, empecé a pintar para mí, me apuntaba a todos los cursos de pintura que veía, lo que ahorraba lo destinaba a formación en pintura por diferentes sitios de España, era como un hobby que quería llevar conmigo.

P.- Entonces, ¿eres autodidacta?

R.- Sí, un poco sí, he ido cogiendo lo que me gusta, un poco de todos lados. También he aprendido mucho enseñando, pues cada alumno y cada cuadro es un reto para ellos y para mí como profesora. He dado alguna masterclass y he participado en los cursos de pintura López Villaseñor con Jesús Arévalo, técnico del Museo del mismo nombre, al que también le debo mucho.  

P.- ¿Con qué técnica pictórica disfrutas más?

R.- Disfruto con todo, pero me apasiona la pintura figurativa y el retrato. Este último lo he hecho con diferentes técnicas pero la que menos me gusta es el óleo. En la academia tengo un compendio de obras de todo lo que he aprendido, aplicado en una técnica. Soy fan del libro  ‘Ladrón de Pintores’, que explicita que un artista no es un ladrón por coger ideas de unos y otros, sino que simplemente te sirve de inspiración para crear algo nuevo. Y yo he creado esta academia, con estas obras, que refleja toda mi trayectoria.  

P.- ¿Cuándo te diste cuenta de que podías vivir de la pintura?

R.- Lo cierto es que he dado muchísimas vueltas hasta conseguirlo. Mientras trabajaba, continuaba formándome en este arte. Me tuve que trasladar a Toledo por motivos laborales, allí conocí a Charo Arraz, otra de las personas que también me ha ayudado mucho. Recibí clases de pintura en Toledo, Olías del Rey y Torrijos. Regresé de nuevo a Ciudad Real, donde habilité en mi terraza una pequeñísima aula de pintura para cuatro personas, pero me di cuenta de que tenía que arriesgar y alquilé un despacho en el hotel Cumbria, fue una etapa estupenda pero llegó el Covid-19 y tuve que cerrar.

P.- Para ti, ¿la creación es tan importante como la enseñanza, qué colocas por encima?

R.- Por desgracia, para la creación propia hay que tener tiempo y un buen monedero. Yo no puedo tener creación propia porque tendría que paralizar mis clases, es un poco la pescadilla que se muerde la cola. No tengo mucha obra, la tengo que vender, vivir de esto es muy difícil y personalmente soy muy afortunada porque lo que hago me gusta. Pero es cierto que la frustración que tengo por no tener tiempo para poder pintar me obliga a que en ocasiones me quede hasta las dos de la madrugada o los fines de semana, para poder pintar para mí. No es tan fácil crear cuando quieres vivir de la pintura. Cuando lleve un tiempo, sí me gustaría quitarme algo de clases para poder pintar para mí. No obstante, la enseñanza y la academia me compensan con creces.

P.- ¿Cuándo te instalaste en este lugar?

R.- En octubre de 2020 empecé esta historia. Un poco antes, en mayo, dejé varias cosas pensando que en septiembre volvería la normalidad, pero viendo que la pandemia seguía y la situación no mejoraba, salí en agosto decidida a buscar locales y emprender esta aventura. Todo lo que tenía lo invertí en la academia.

P.- ¿Y cómo llegaron los alumnos?

R.- Suena raro decirlo pero a mí el Covid me ha beneficiado. La mayoría de mis alumnos del hotel Cumbria han sido fieles, empecé este nuevo proyecto con más de 20 personas. Estaba muy contenta. Además, el hecho de estar en un local a pie de calle, el boca a boca, las ganas de pintar en pandemia…, a mí me ha beneficiado. De veintitantos alumnos ahora vienen casi un centenar.

P.- ¿Son alumnos de todas las edades?

R.- Tengo alumnos desde los 5 años hasta los 80. Para venir a la academia o para pintar no es necesaria experiencia previa, solo ganas de pintar, dejarse llevar y relajarse. Estamos aquí 3 horas, con risas, donde está casi prohibido hablar de covid o guerras. A todos ellos los considero parte de mi familia, algunos empezaron conmigo a los 6 años y tienen 28. Aquí encuentran un lugar donde evadirse y relajarse.

P.- ¿Qué habéis preparado recientemente?

R.- Una exposición que se llama ‘Niños del Mundo’, consta de 37 obras en acrílico, y que está expuesta desde el 3 de junio en la vinoteca La Pajarería. Cogemos un soporte de madera, empezamos con dibujo a lápiz, encaje, sombreado, difuminado, luego con acrílico pero a modo acuarela, empezamos a meter colores y luces para hacernos con el color, que es lo más importante pero también lo más difícil. Se continúa con un pincel muy suave para insertar todos los colores y concluye el proceso con la pincelada marcada, que yo le llamo ‘pincelada seca’ porque se deja la pincelada y no se difumina. Las obras son reproducciones de imágenes de algunos de mis fotógrafos favoritos. La exposición tiene un fin solidario, para la adquisición de sillas de ruedas, andadores y otro material para entregar a personas sin recursos.  

P.- ¿Cómo distribuyes el trabajo ende la academia?

R.- En la sala principal pintamos obras en acrílico y óleo, y dentro es la zona seca, trabajamos más acuarela y dibujo, lápiz, pastel. Cuando tengo talleres, monto mesas y también trabajamos. Para la acuarela necesitas una mesa, un poco más de luz y lo tengo dividido. Trabajo todas las técnicas salvo plumilla. Cuando puedo me voy a cursos de pintores por varios puntos de España.

P.- ¿Cuáles son tus pintores favoritos?

R.- Susana Ragel  y José Luis Ceña Ruiz, ambos de arte figurativo y contemporáneo. Me encantan. Asimismo, también disfruto con la pintura de Rafael Laureano, Barahona… y Dalí por supuesto. De Ciudad Real, me gustan mucho los cuadros de Jesús Arévalo, Plaza y Rosa Salinero, de ella me encanta su técnica. Ella da clases como yo por las tardes, me ha derivado alumnos porque no daba abasto, es un gesto que le agradezco especialmente.

P.- ¿Cómo te definirías?

R.- Figurativa contemporánea. Trabajo muchísimo el retrato, me hacen muchísimos encargos, para bodas, comuniones, al mes hago 3 o 4 retratos para venderlos. También de gente fallecida para tener un recuerdo la familia.