Exitoso programa de talleres de ayuda mutua para el envejecimiento activo

Favorecer que las personas mayores sigan disfrutando de una vida saludable y participativa y alejar de ellos el sentimiento de soledad es el objetivo de los talleres de ayuda mutua para el envejecimiento activo que cada semana reúne a cuarenta personas mayores en los tres centros de salud de Ciudad Real.

La idea de poner en marcha de estos talleres surgió de unas jornadas de voluntariado que el SESCAM organizó en el Hospital General Universitario de Ciudad Real en las que “vimos que algunas de las actividades que ponían en práctica podíamos hacerlas también en Atención Primaria”, explica María José Barreda, trabajadora social del Centro de Salud I de la capital y responsable del programa junto a sus homólogos de los centros II y III, Juan Pizarro y María Reyes Vera.

Los beneficiarios son mayores de sesenta años usuarios de los centros de salud, “personas con ciertas necesidades pero que, por el momento, no precisan de los recursos de dependencia. Lo peor para algunos de ellos es la soledad no deseada”.

Además de social, la soledad es un problema de salud cuando se convierte en un estado crónico y persistente. Afecta a los mecanismos neurobiológicos e incrementa la hipervigilancia, se relaciona con depresión, ansiedad, problemas de alimentación e incremento de ideas suicidas y está también relacionada con un mayor sedentarismo y fragilidad. Además, existen estudios en los que se correlaciona la soledad con el síndrome cardiometabólico, con mayor incidencia en poblaciones rurales, aumentando el riesgo de mortalidad.

Al principio, los talleres se desarrollaban en colaboración con la asociación Mille Cunti, pero cuando ésta desapareció los trabajadores sociales de los centros de salud asumieron su gestión gracias al apoyo y a la formación que les proporcionó la Gerencia de Atención Integrada de Ciudad Real.

Los profesionales de Medicina y Enfermería de los centros de salud son los que derivan a personas susceptibles de incorporarse a los grupos, aunque “ahora los cupos están cerrados y hay lista de espera porque se intenta potenciar la participación y eso no es posible con talleres muy numerosos”.

Los grupos se reúnen una vez por semana con un calendario similar al del curso escolar, de septiembre a junio, si bien los “alumnos” querrían que al menos fueran dos sesiones semanales. Durante una hora se desarrollan actividades diversas: estimulación cognitiva, recuerdos y canciones, relatos de vida, orientación personal o cuéntame un cuento. Puntualmente pueden participan profesionales de Medicina, Fisioterapia y Enfermería para tratar temas específicos que sean de interés para el grupo.

Se trata de una experiencia “muy interesante y enriquecedora” y, “además del beneficio terapéutico, un medio para combatir la soledad”. Prueba de ello es que “se han creado vínculos entre usuarios. Se aprende mucho con los asistentes, te dan lecciones de vida, los hay con muchas patologías y no se pierden ni una sesión”.

La satisfacción con los buenos resultados que están obteniendo con los grupos de envejecimiento activo ha llevado a los trabajadores sociales de los centros de salud a presentar su proyecto a la última convocatoria de los premios que convoca el grupo editorial Senda para distinguir las mejores iniciativas en favor de una vida saludable y participativa.

Los premios Senda tienen diversas categorías para reconocer tanto a profesionales como a administraciones, instituciones y entidades responsables de la puesta en marcha de proyectos de envejecimiento activo, contra la soledad no deseada, de investigación e innovación en materia de tratamiento terapéutico para mayores y de mejora de la calidad de vida de personas mayores dependientes y sus familias.