LUIS ARROYO ZAPATERO: “Vivo en el campo como si fuera rico, en Madrid o te vas a la sierra o eres abogado de narcotraficantes"
Valiente, decidido, sabio, inteligente, irónico, perspicaz, socarrón, trabajador incansable, enamorado de su tierra de adopción y de su trabajo científico e investigador, fiel aliado en importantes empresas, discípulo y maestro de reconocidos penalistas y juristas de España, profesor universitario por excelencia… Luis Arroyo Zapatero (Valladolid, 1951) nos recibe en su despacho lleno de recuerdos, revistas, publicaciones y libros. Han pasado casi 20 años de su etapa como primer rector magnífico de la Universidad de Castilla-La Mancha, aunque permanece como profesor emérito en el Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional, edificio anexo al principal del Rectorado en el campus de Ciudad Real.
Destacada es su colaboración con importantes organismos extranjeros. Desde 2002 es presidente de la Société Internationale de Défense Sociale y miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia desde 2019. Desde 2006 es miembro del Consejo científico asesor del Instituto Max-Plank de Derecho penal extranjero e internacional de Friburgo. Miembro desde enero de 2021del Consejo científico del Institut for Criminal Law and Criminal Justice of the European Public Law Organization. Este año ha asumido la presidencia de la recién creada Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha. Entre otras condecoraciones y títulos, posee la Medalla de Honor de la Universidad Complutense, la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha en 2006 y la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort del Ministerio de Justicia en 2007. Del mismo modo, mantiene su labor de asesor en proyectos de gran envergadura para Ciudad Real como puede ser ahora el Museo de la Caza y la Naturaleza que promueve la Diputación Provincial, una de sus grandes aficiones.
P.- Antes de rector honorario de la UCLM, catedrático de Derecho Penal y director del Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional, ahora profesor emérito de la Universidad, ha tenido una vida muy fructífera, académica y profesionalmente hablando. Centrémonos en su formación universitaria, de 1968 a 1975, ¿qué recuerdos tiene de aquella etapa y qué representa para usted el catedrático Marino Barbero Santos?
R.- Son los últimos años del franquismo, de hecho yo terminé en el Tribunal de Orden Público. En aquellos años finales de dictadura, los profesores universitarios no solían inmiscuirse en cuestiones relativas a derechos humanos, aunque fueran partidarios de la democracia, porque tenían miedo. Sin embargo, en la Universidad de Valladolid en la que estudié, dos profesores, D. Pedro Gómez Bosque, catedrático de Anatomía y un sabio; y D. Marino Barbero, que llega cuando yo comienzo segundo curso de Derecho, decían lo que pensaban, con prudencia eso sí. D. Marino nos contó que había mucha gente presa sin tener que estarlo, muchos exiliados, muchos penalistas fuera de España olvidados. Entonces fue cuando me interesó el Derecho Penal, sobre todo si pisas la cárcel como me ocurrió a mí al participar en una protesta estudiantil. Antes, prefería el derecho del trabajo, seguramente hubiese acabado de abogado rico de empresas (ríe), pero salió así y enseguida me vinculé con D. Marino. Cuando terminé la carrera, que fue un proceso bastante complejo a consecuencia del expediente y expulsión de la Universidad, comencé el doctorado, ahí hice mi primer trabajo de investigación sobre la abolición de la pena de muerte en Inglaterra en los años 50. Y como no podía aspirar a beca ni contrato ni nada en España porque estaba procesado, D. Marino me ayudó para que pudiera solicitar una beca de doctorado en Francia o Alemania, elegí ésta última. Para mí D. Marino fue el ‘padre doctor’ que es como llaman en Alemania al director de las tesis.
Con el paso del tiempo, yo le ayudé a él cuando era magistrado del Tribunal Supremo y se vio obligado a dimitir por la instrucción del caso Filesa, de financiación irregular en el PSOE, cuando se procesa a los conservadores siempre termina en nulidad, solo se condena a los otros incluso injustamente como en este caso. Pero insisto, D. Marino Barbero significó mi guía en la vida académica y universitaria, y me enorgulleció poder hacerle profesor emérito invitado de la facultad de Toledo, el poder contar con un viejo profesor de tanto prestigio fue una maravilla para los alumnos.
P.- Para los que no conocieron la época de la dictadura, fundamentalmente los más jóvenes, cuénteme cómo fue el proceso que usted vivió y por qué fue encarcelado.
R.- Es muy difícil explicar a los jóvenes lo que es una dictadura. No se permitían los sindicatos, los dirigentes de CCOO fueron condenaron a 20 años cada uno por ser lo que eran; de los partidos ni hablemos, era aún más pecado. Pero había más, en clase no se podía explicar lo que no gustaba al Gobierno, los libros que más nos interesaban estaban prohibidos, no se podía ir al cine a ver la película que queríamos porque estaba prohibida. Ante todo, la dictadura era la prohibición de la libertad personal y contra aquello nos rebelábamos, para nosotros hacer una manifestación contra el franquismo era afirmar nuestra dignidad.
En Madrid era más fácil pero en los pueblos siempre caíamos en manos de la policía. No obstante, tuve mucha suerte porque conocí la cárcel brevemente, un mes solamente, lo justo para conocer el sistema penal; hubo gente que estuvo muchos años. Estábamos todos juntos, tres en cada celda, con un solo váter a la vista, la indignidad de todo en aquel franquismo que algunos añoran era terrible. Entre rejas, aprendí a valorar el tiempo. Salvando las distancias, algo parecido he vivido con el primer confinamiento del Covid, el más duro.
En mi caso nos detuvieron a 25, éramos delegados de curso, de la organización del campus, todos caímos y nunca nos juzgaron, era todo tan falso y absurdo. El procedimiento habitual era la tortura a uno de los apresados para que firmara la declaración que había hecho la Policía. Fue un episodio trascendental para mí, porque incorporé a mi vida personal la defensa de la dignidad propia y ajena.
Los estudiantes de izquierdas no queríamos ninguna dictadura, ni la franquista ni la del proletariado, sino democracia e igualdad
En aquella época éramos muy anticapitalistas, el capitalismo tenía muy mala fama por su colaboración con Franco desde la guerra, pero tampoco éramos partidarios del comunismo totalitario. El PCE había denunciado a los rusos por invadir Checoslovaquia. Los chicos de izquierdas no queríamos dictadura, ni la franquista ni la del proletariado, sino democracia e igualdad, que es el tema de siempre, ahora tenemos democracia, pero igualdad…, depende de quién gobierne. El hecho de tener una Constitución con todas sus limitaciones y garantías hace que cuando gobiernan los otros no se puedan ir muy atrás, no puedan desmontar ni la sanidad ni la educación, la deterioran... Tenemos partidos que a nivel regional son muy competentes y en la vida nacional se dedican a darnos disgustos a todos.
P.- El primer contacto académico con Castilla-La Mancha fue en 1985 como decano fundador de la Facultad de Derecho en Albacete, ¿cómo fue esa llegada a nuestra tierra, su tierra de adopción?
R.- Obtuve la plaza de profesor titular en la Universidad Complutense, donde permanecí diez años. Pero tenía que preparar las cátedras, salían dos cada cuatro años, estaba preparando las cátedras que se iban a convocar, había una en Santander y otra en Málaga, en Santander tenía la casa de mis padres con lo cual era mejor por ahorro de gastos. En ese contexto viajo a Alemania y de regreso me ofrecen ser el decano fundador de la Facultad de Derecho en Albacete de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Yo no sabía nada de la UCLM, personalmente había pasado una vez por Albacete camino de Murcia para dar una charla, en la cárcel precisamente. Bueno, llegué a Albacete y me dijeron que estaban dispuestos a hacer el edificio, a todo. Yo no pregunté cuánto valía aquello ni quién lo pagaría, si pregunto no habríamos hecho ni la facultad ni nada. Lo mismo puedo decir ahora con el Museo de la Caza y la Naturaleza de Ciudad Real, no pienso preguntar, vamos a diseñarlo y luego veremos.
En este sentido, recuerdo que Bono decía algo muy interesante: “Hay que hacer lo que se debe, aunque se deba lo que se hace”. Ciudad Real quiere tener un museo de atracción nacional, pues hagámoslo, ¿cuánto vale? pues no lo sé, de momento el terreno es gratis, iremos poco a poco, pues así fue con la UCLM.
Para la Facultad de Derecho de Albacete tuve el comité de asesores de mayor lujo de la historia de la universidad española en esa titulación
Lo único que me retuvo en su día es que cuando hicimos la primera programación de ampliación, no me atreví a pedir al Ministerio de Educación (entonces dependíamos de la Administración central) una cafetería en cada centro, ¿cómo iba a hacer una cafetería de 1.000 metros cuadrados si con eso podía hacerse una facultad? No me lo han perdonado compañeros de facultad como los de Letras (sonríe). En estos días, echando la mirada atrás, recuerdo cómo corrimos, aquello fue muy exitoso.
Bueno, para la Facultad de Derecho me aconsejaron desde el Ministerio que contara con buenos asesores. Tenía que hacer la cátedra, solo podía ofrecer la plaza para el concurso oposición. Y así fue cómo tuve el comité de asesores de mayor lujo y calidad que ha habido en la historia de la universidad española en Derecho, con Francisco Tomás y Valiente, de Historia del Derecho, que luego fue presidente del Tribunal Constitucional, ni más ni menos; Gregorio Peces-Barba, en Filosofía del Derecho; Tomás Albaladejo, jefe de los catedráticos de Derecho Civil; D. Marino Barbero… En fin, fueron unos asesores extraordinarios que pasaron por el CEJE, centro adscrito, con lo cual aquellos alumnos del CEJE pudieron presumir de contar con los mejores profesores de España. Aquello fue un éxito.
Además, nos dieron diez millones de pesetas para constituir una biblioteca jurídica a pie de campus, con todas las revistas extranjeras. Todo el mundo en España hablaba de esa facultad, nosotros tuvimos apoyo de todas las administraciones, fue una retahíla de éxitos y de apoyos, mientras que en otras ciudades no habían encontrado el respaldo de nadie.
P.- Después de decano, se convirtió en el primer rector de la Universidad de Castilla-La Mancha que condujo durante 15 años, de 1988 a 2003, ¿por qué decidió presentarse?
R.- Al comprobar el éxito en Derecho de Albacete, un grupo numeroso de gente de la UCLM me empujó a que me presentara al cargo de rector. No conocía Ciudad Real ni sabía dónde estaba, la primera vez que pisé esta ciudad fue en 1985 en la inauguración del curso en ITA y me llevaron a conocer Almagro. Yo confundí Almagro con Ciudad Real.
P.- ¿Qué decisiones importantes tomó entonces?
R.- Yo no tomaba decisiones presupuestarias, me venía dado por el Ministerio, sí pedía infraestructuras que faltaban, el arquitecto primero fue del ministerio y diez años después fue Diego Peris. En cualquier caso, pretendían dotar de universidad a la única CCAA multiprovincial que carecía de ella. Además, comprobaron que el grupo dirigente era capaz de generar tal institución, como Clementina Díez de Baldeón, Ernesto Martínez Ataz, Enrique Díez Barra, Antonio Lucas… Creo que Bono quedó contento, porque siempre me guié por la premisa de que un rector debe ser como el alcalde, su ley y su fidelidad es para con la ciudad o la universidad. El día que me despedí, el presidente regional dijo en público: “Cuatro cosas he pedido y cuatro cosas no me ha dado, aunque lo más importante ha sido contribuir a crear la UCLM, la institución más importante de Castilla-La Mancha”. Gracias al apoyo de Bono y a la complicidad de José María Barreda que siempre acudía al rescate, solucionando los problemas, aquello fue una cadena de éxitos y de tareas. Pero como todo salió bien, no nos acordamos.
P.- Ahora el contrato-programa último firmado es de más de mil millones de euros para el periodo 2023-2026, ¿qué hubiese hecho usted con ese dinero?
R.- Me hubiese mareado si hubiese tenido ese dinero. El contrato-programa es muy útil para la UCLM, pero no porque sean mil millones sino porque le da la seguridad de que tiene una financiación a medio plazo. Desde la crisis de 2010, nuestra universidad no ha podido mirar hacia adelante en ningún momento, nos cortaron la financiación justo cuando estábamos dotando las enseñanzas que habíamos puesto en marcha, de eso no nos hemos recuperado aún. Lo fundamental es la buena relación entre Universidad y Gobierno regional. Este contrato-programa es un mecanismo de orientación, orientaciones ya anunciadas por el rector actual, Julián Garde.
Me siento muy orgulloso de haber dejado la UCLM en estadísticas y ránkings en puestos inverosímiles; del equipo de profesores de Penal y del IREC
P.- ¿De qué se siente más orgulloso de su etapa como rector de la UCLM?
R.- Globalmente, la UCLM quedó en la opinión de las universidades, en las estadísticas, en los ránking en puestos inverosímiles. Recuerdo entrar en una reunión de presidentes de consejos sociales en Madrid y el presidente del de la Universidad de Alcalá de Henares, de espaldas a mí, dijo: “Es que si se crea una carrera nueva, hay que crearla como han hecho los de Castilla-La Mancha”. Se refería a Caminos, eso para mí fue la prueba del 9, lo hicimos en Medicina, en Industriales, siempre buscando a los profesionales más competentes, a la elite académica.
En el plano particular, me siento muy orgulloso del equipo de profesores de Penal de nuestra universidad. O de las facultades de Medicina, aunque como rector solo participé en la primera y de todas esas enseñanzas nuevas que nadie quiso tener en Madrid. Y del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, quise devolver al campo regional lo que me había dado con la caza, mi gran afición. El IREC es el único instituto de investigación de esa materia en Europa, somos la sede del estudio de la vida salvaje de la Unión Europea, con más de 100 investigadores y más del 10 % de la producción científica acreditada. Nadie creyó en ello, salvo el consejero de Agricultura de entonces y el presidente de CSIC.
Un profesor universitario trabaja durante toda la vida, dejaré de hacerlo cuando se aburran con mis conferencias o me flaquee la cabeza
P.- ¿En qué anda ahora ocupado en el Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional?
R.- Sigo en activo con el Derecho Penal Internacional, investigando, colaborando con instituciones extranjeras en todo lo relativo al derecho penal, a la pena de muerte… Además, estoy ayudando al rector en el fortalecimiento de la nueva carrera de Relaciones Internacionales de Ciencias Sociales y Jurídicas de Toledo, aprovecho para ello mi participación en la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia vinculando un grupo de estudio de geopolítica muy importante, ‘El gran continente’, con una revista espectacular, también en español. En relación con la guerra de Ucrania, daré próximamente una conferencia en México sobre criminología de la guerra.
P.- ¿Hasta cuándo continuará al pie del cañón?
R.- Un universitario profesional aquí y en cualquier parte, está toda la vida. ¿Cuándo dejaré de hacer conferencias? cuando no me llamen, porque sea aburrido u otros motivos; ¿cuándo dejaré de escribir cosas o de leer? Seguiré mientras pueda. Conozco casos de gente que mueren escribiendo. Mi abuelo se jubiló a los 70 años, volvió al día siguiente después de dar la conferencia de clausura, y alguien estaba ya en su despacho, dejó la Medicina pero se ocupó de la literatura, especializándose en Galdós, y estuvo hasta los 86 años. Decía: “Si véis que me flaquea la cabeza, me lo decís y ya no mando más escritos”, pues esa es mi meta. Si vivo tanto como mi abuelo, me quedan 15 años (ríe), aquí estaré.
La política conservadora de no renovar los órganos judiciales es un golpe de Estado constante y permanente
No solo ando con escritos e investigación, en pandemia se aprobó la ley de academias de Castilla-La Mancha y hemos creado la Academia de Derecho, Jurisprudencia, Economía y Letras de la UCLM, de la que soy presidente. Va a ser una academia en la que todo el mundo podrá participar y seguir las actividades, seremos una academia de la era del zoom.
P.- Por último, dos cuestiones de actualidad. La primera, ¿qué le parece la situación de bloqueo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial?
R.- La política de los conservadores de no renovar los órganos judiciales es un golpe de Estado constante y permanente, es como no modificar las Cortes Generales. Me parece fatal, además tiene muchas consecuencias negativas, como llevar al Tribunal Constitucional al ridículo más espantoso, hemos sido el único TC que ha decidido que las medidas de emergencia en el Covid-19 eran inconstitucionales porque limitaban la libertad de comercio, es una sandez tan grande que solo se puede explicar por la mala intención o la ignorancia suprema.
P.- ¿Cuál es su opinión sobre la reforma de la Ley del Aborto por la que se permitirá que las chicas menores de edad puedan decidir si abortan o no, y la Ley del Sí Solo es Sí?
R.- Lo del aborto es un tema muy delicado, existen muchas opiniones y un conflicto antropológico que requiere de un gran consenso. El aborto se ha ido ampliando, dando más seguridad a las mujeres, no sé si todo lo previsto en esta ley es necesario, pero lo que sé es que no hay buen ambiente, los conservadores quieren volver a 1980 con recurso ante el Constitucional y el TC no renovado puede hacer cualquier barbaridad, vaya usted a saber.
En cuanto a lo de la Ley de Libertad Sexual, conocida como la del Solo Sí es Sí, he sido crítico, soy miembro de la sección Penal de la Comisión General de Codificación, órgano asesor del Ministerio de Justicia y discrepamos del planteamiento, pero no nos volvieron a reunir. A mi juicio, ahora, tanto conservadores como progresistas, hacen política para meter el dedo en el ojo de los demás en vez de para ganar votos, y así no se puede gobernar, no se consiguen más que enemigos.
Ahora, tanto conservadores como progresistas, hacen política para meter el dedo en el ojo de los demás y así no se puede gobernar
Esta norma contempla aspectos positivos en la cuestión de la protección de las mujeres, pero no sabemos la regulación penal, y si no lo sabemos los penalistas, quién lo va a saber. Todo el mundo señala que es como en Suecia, pero en el país nórdico la pena del delito de violación no llega a 3 años y aquí son 20, como si hubiera matado a alguien, eso es un despropósito. Pasa lo mismo con la ley de bienestar animal, usted por qué confunde los animales de trabajo con las mascotas. En mi opinión, la motivación para estas leyes conlleva un buen propósito, pero no se quiere legislar, sino meter el dedo en el ojo de los demás, hacer política para satisfacción propia jorobando a los demás y eso es muy negativo.
P.- Hablaba de cuándo llegó a Ciudad Real, confundiéndolo con Almagro, ¿qué significa ahora para usted esta ciudad?
R.-Ya son 40 años viviendo aquí en Ciudad Real, veinte en el casco histórico y otros tantos en La Poblachuela. El único requisito de un profesor universitario como yo, que viajo, es tener buenas comunicaciones, y en Ciudad Real las tengo con el AVE. Vivo feliz en Ciudad Real, por eso nunca más me cambié de lugar de residencia. Además, ahora estoy en el campo como si fuera rico, y en Madrid es muy caro, o te vas a la sierra o eres abogado defensor de traficantes (ríe).