MARÍA JOSÉ MELERO AYUGA: “Nuestros cantes y bailes manchegos son cultura y hay que ponerlos en valor”
Viva y alegre como pocas. Inquieta, luchadora, todoterreno... Con un don para el cante y el baile; y un oído que para sí quisieran muchos cantantes de fama mundial. Interesada por los orígenes del folclore local por donde pasa y por donde pisa. Coqueta, simpatiquísima pero con dotes de mando cuando se trata de que sus alumnos presten atención en el baile y en la gimnasia (también es profesora homologada). Su espíritu de entrega y pasión por el cante y baile manchegos la llevaron a fundar y dirigir su propio grupo de coros y danzas, pero eso solo es la punta del iceberg. María José Melero, a sus 70 y muchos años muy bien llevados, casada con Luis Martínez Solís y con dos hijos, es leyenda viva del mantenimiento de las tradiciones de Ciudad Real. En la entrevista con Ayer&hoy, no soltó sus castañuelas desde que posó para las fotografías; “van solas”, dice, y tiene parte de razón, porque son tantísimos años tocándolas que son como un apéndice de ella misma. Llegan ya sus alumnos más jóvenes, apenas 5 o 6 años, David enseña a María José sus nuevas castañuelas, mientras que Martina se prepara para aprender a bailar la jota.
P.- ¿Tendremos María José por mucho tiempo en el festival de mayos, en la Pandorga, en la romería de Alarcos, en tu gimnasio…?
R.- Hasta que Dios quiera. Algunos quieren jubilarme ya, pero es cierto que la gente que me quiere, no (sonríe). Poseo un gimnasio en el que doy clases de bailes y enseño gimnasia a personas mayores, además dirijo mi propio grupo de folklore.
P.- ¿Y cómo es tu rutina?
R.- Comienzo a trabajar a las diez de la mañana y termino a la una, luego vengo a las 6 y termino a las 9, eso lo hago durante tres días para la gimnasia. Martes y jueves tengo clases de baile, desde niños pequeños a mayores, y luego coordino los ensayos del grupo de coros y danzas y la rondalla.
P.- ¿Cuál es la primera lección que das a tus alumnos de baile?
R.- Lo primero es mejorar la psicomotricidad, lo hago con aquellos aros que ves en el rincón de mi gimnasio. Pero lo más importante es que el alumno aprenda al dedillo cuál es su derecha y cuál es su izquierda. Siempre pongo el mismo ejemplo a mis alumnos, si llegas tarde al AVE, el tren se ha ido, lo has perdido. Pues lo mismo pasa con el folklore, tienes que ir a tiempo, un paso de jota vuelta no puedes ir a destiempo de tus compañeros y de la música, puede ser un horror y la gente se da cuenta (sonríe).
P.- ¿Has dado a algún alumno por imposible?
R.- Alguno hay (sonríe) pero todos ponen mucha voluntad. Paula es todo lo contrario, es una chica monísima, se sabe de memoria todos los bailes y ayuda a los compañeros.
“Aprendí a cantar antes que a leer, entonces no había parvulitos”
P.- ¿Ya apuntabas maneras de pequeña en el canto y en el baile?
R.- Sí, he destacado desde bien pequeñita. Mi madre, Saturnina Ayuga Navarro, cantaba muy bien, lo hacía con las monjas. Éramos cuatro hermanos y cantábamos en el coro. Aprendí a cantar antes que a leer, porque entonces no había parvulitos. Le decían a mi madre que parecía un ángel. En la escuela me encantaba hacer gimnasia, cada vez que nos visitaba alguna autoridad, como el obispo Hervás y Benet, me cogían para cantarle o bailarle algo.
P.- ¿Y ya enseñabas a corta edad?
R.- No, pero sí que me preguntaban las chicas mayores. Empecé en la hermandad Ferroviaria con Teresita Pastor a bailar. Era tan pequeña que no me cogían para actuar en el grupo de mayores.
P.- A la vez que aprendías, ibas investigando, analizando…
R.- Era como una esponja. Como me gustaba tanto cantar y bailar aprendía rápido. No solo mi madre cantaba bien, también mi abuela, que nos dejó trajes, faltriqueras y todo. Mi madre me cosía para mí copiando lo de mi abuela. Recuerdo que en cierta ocasión me hizo unas enaguas de una sábana y los pololos de dos embozos, éramos cuatro hermanos y no había para más.
P.- ¿Cuándo conoces a tu marido?
R.- Éramos muy jóvenes, era vecino mío del grupo de viviendas Vicente Galiana, en ese momento él estaba estudiando en la Universidad Laboral de Sevilla. Me fijé en él porque tocaba la bandurria como los ángeles, pero me pareció feo, estaba hecho un palote.
“El mayo estaba perdido en Ciudad Real y lo hemos recuperado”
P.- Por tu arrojo, nunca te has limitado a acoplarte a los grupos de baile, ¿no?
R.- Todo lo que me enseñaron lo he ido incorporando a mi grupo y al folklore. Empecé a dar clases y todos mis conocimientos los he transmitido. En Hospitalet (Barcelona), cuando trasladaron a mi marido, mis dos hijos eran pequeños, pero me organicé para dar clases de Educación Física y de baile, de todo lo que se me ocurría; atraía a la gente con sevillanas y luego sacaba mi folklore manchego (risas). Allí me dieron una placa de reconocimiento. En Carrión de Calatrava constituí una rondalla y un grupo de baile; en Valverde, en Alcolea enseñé a bailar…
P.- Creaste tu grupo de Coros y Danzas en 1993, el año que viene se cumplirán 30 años, ¿qué balance haces?
R.- Muy positivo. Muchas personas que bailaron han vuelto después de tener niños e incluso han traído sus niñas. Es cierto que a los más pequeños les gusta más el baile flamenco, pero como doy de todo, al final también me los traigo a mi terreno, que es lo manchego.
P.- El Festival de Mayos que organizas es tu niña bonita…
R.- Llevamos haciéndolo ya 26 años, se interrumpió por la pandemia pero hemos seguido este año con un gran éxito de público. El mayo estaba perdido en Ciudad Real y lo hemos recuperado, también las cruces, afortunadamente hoy en día son frecuentes en casas de hermandades, asociaciones, particulares... Vi en el mercado la cinta de casete ‘Así canta La Mancha’ de seguidillas y canciones de ronda, creo que la artista era Mari Bueno Monreal. De ahí recopilé dos mayos que ahora divulgamos nosotros, además de otros, con las coreografías creadas por mí.
P.- Hace cinco años, en un anterior reportaje, nos comentaste que el Grupo de Coros y Danzas no contaba con muchos chicos jóvenes, ¿cómo estáis ahora?
R.- Ahora tengo tres chicos y seguro que para la Pandorga de este año, para la Fiesta de la Seguidilla, voy a disponer de algunos más, amigos suyos.
P.- ¿De qué te ocupas en concreto dentro del grupo?
R.- Yo dirijo, no bailo, en las actuaciones o festivales mi lugar está con la rondalla y el grupo de voces. Estoy pendiente de todo, de los ensayos con el grupo titular, de los cantos, mido los tiempos de la rondalla para que todo funcione como un reloj. Eso de lunes a viernes y los fines de semana suele haber actuaciones, afortunadamente.
P.- Tras el parón de la pandemia, ¿estáis teniendo una mayor actividad?
R.- No hemos parado. Estuvimos en Carrión de Calatrava, en el castillo de Calatrava la Vieja, precioso, ¿sabes que la jota de Carrión la hice yo con Evaristo Martín, músico ya desaparecido? Entre los dos hicimos la letra y la coreografía de la jota de Carrión.
P.- Personas con tu arrojo y decisión no hay muchas…
R.- Bueno. Luis prefiere estar con sus ordenadores y yo con mis bailes y cantes manchegos estoy muy a gusto (sonríe).
P.- Otra cosa que apuntaste en una anterior entrevista es que a través del folclore, de las seguidillas manchegas, de las jotas, podemos conocer cómo vivían nuestros antepasados, cómo realizaban su labor diaria en el campo, en las fiestas, cuáles eran sus costumbres…
R.- Claro. Por ejemplo, cuando bailamos la jota de la uva extremeña se va recordando cómo se cogía la uva, cómo se trabajaba en el campo, en los surcos, y eso con todo, esto es cultura y hay que ponerlo en valor.
(Adjuntamos la letra de la Jota de Carrión, donde se muestra el afán entonces por casarse entre gentes con dinero)
En Carrión hay un patrón
En Carrión hay un patrón,
Que todos los veneramos
Y del cielo nos bajó
Su nombre es el de Santiago
Y del cielo nos bajó
Su nombre es el de Santiago
Con un 4, un 5, un 6 y un 0
Eso son los amores que yo te quiero
Que yo te quiero niña, que yo te quiero
Con un 4, un 5, un 6 y un 0.