“El sector agrario se queda congelado”
Comenzamos un nuevo año, nace la nueva PAC. Generando debates y ciertas preocupaciones dentro del sector. Una ley que viene acompañada de muchos decretos publicados a última hora, cuando los agricultores y ganaderos ya han tomado sus propias decisiones.
Las temperaturas se están desplomando y ha dejado helado a más de un productor, al enterarse de que los pequeños agricultores quedan excluidos, y no recibirán nada por las nuevas ayudas por el uso de fertilizantes, piden una urgente modificación.
Estos cambios radicales, aunque bien intencionados, llegan en el peor momento, en mitad de todos los acontecimientos internacionales que nos rodean. Una brutal subida de precios, las alteraciones de los mercados, la sequía y el coste de la energía seguirán dejando huella. Sin dejar atrás la gran crisis que también vienen sufriendo los fertilizantes.
A pie de campo, no se entienden las reformas planteadas, que han venido para quedarse. Se ha legislado sin conocer las realidades. El descontento queda patente.
La viabilidad de las explotaciones no puede seguir este ritmo tan lento, comprometidas por los costes asumidos del año anterior.
Desde cualquier punto de vista, la PAC estará en la lista de las incertidumbres, junto con el clima y la economía. Las solicitudes comenzarán el 1 de marzo.
Tenemos que aprender de años anteriores, ya que España ha sobrevivido del mundo rural en los momentos más difíciles.
Hay que reiniciar una política agraria que produzca alimentos de calidad a precios razonables acompañado de estabilidad y seguridad.
Desde el punto de vista jurídico, hay que estar muy bien asesorado para no cometer errores que puedan penalizar en los futuros cobros de las ayudas.
Los ganaderos, también muy afectados el año pasado, tienen una situación que pende de un hilo, les espera por delante un año clave para no verse empujados a abandonar sus explotaciones. También necesitarán nuevos paquetes de ayudas para sobrevivir a lo que venga.
A lo largo de 2023, la tecnología todavía tiene un largo camino por recorrer, para poder poner todo al día. Un cambio sísmico que puede traernos una segunda revolución verde, en la cual, la inteligencia artificial nos ayude a tener relación más estrecha con el medio ambiente. No solo cosecharemos producciones en nuestros cultivos, sino que también cosecharemos datos que nos permitirán producir alimentos satisfaciendo la mayor demanda de la población con una mayor precisión en las labores agrícolas, siendo mucho más efectivos y menos contaminantes.