PERSONAJES Y LUGARES: antiguo Instituto Laboral de Daimiel
El antiguo Instituto Laboral, actual Centro de Interpretación del Agua y de los Humedades Manchegos, es uno de los edificios más representativos de la arquitectura española de los años cincuenta. En su construcción, el arquitecto daimieleño Miguel Fisac Serna pone en práctica todas las lecciones aprendidas durante un interesante viaje que efectuó por el norte de Europa y Japón en 1949.
Fue construido entre 1951 y 1053 y fue definido por el propio arquitecto como "su primer edificio moderno" ya que supone una verdadera ruptura con la arquitectura de corte clásico que se estaba realizando en los años cuarenta en España.
El edificio fue promovido por iniciativa del propio arquitecto en su pueblo natal, como modelo de centro de formación profesional, al tiempo que proyectaba y edificaba simultáneamente los institutos de Hellín y Albacete.
Miguel Fisac idea la construcción de uno de los primeros institutos laborales de España, con un programa humano y unos medios técnicos modernos pero tomando como referencia los valores plásticos de la arquitectura popular de La Mancha que se pueden ver en algunos elementos del edificio como el predominio del macizo sobre el hueco; la anárquica disposición de huecos, las aristas redondeadas de los elementos y las texturas exteriores generadas por sucesivas capas de cal. Un edificio donde Miguel Fisac diseñó la totalidad de los elementos como mobiliario, un singular sistema de iluminación en el salón de actos, así como unas interesantes pinturas murales realizadas por el arquitecto en cada una de las aulas.
En este edificio de Daimiel, Fisac parte de un programa consistente en aulas, talleres, laboratorios, zonas de servicio, salón de actos, y en principio una capilla que nunca se llega a construir, pero que en planta se asemeja a la que en ese momento está proyectando para el colegio de los Dominicos en Valladolid. Él mismo comenta que trabajó con unos cartoncitos que representaban a escala los espacios idóneos para cada actividad, que fue reagrupando y relacionando hasta concebir una planta en “V”, quizá basada en la del Instituto Cajal de Microbiología, pero en la que se han perdido por completo las simetrías para dar lugar a un organismo articulado con bastante libertad, que combina espacios de distintas esc alas sin pretender una vista axial o dominante sino más bien una multiplicidad perceptiva difícil de asimilar en un sólo golpe de vista.
Está organizado en dos brazos unidos por el vestíbulo y salón de actos, el edificio incorpora métodos de construcción tradicional de Castilla La Mancha como muros de tapial, vigas de madera y cubiertas inclinadas de teja árabe. También diseña numerosos elementos para el centro como mobiliario, pinturas, y cuidados mecanismos que permiten regular la luz en las aulas, ya sea en forma de paneles verticales de madera pintados de azul en las aulas o un sistema de planchas reclinables en la cubierta en dientes de sierra para oscurecer el salón de actos y modular la entrada de luz.
El conjunto de estancias con distintas alturas y orientaciones se muestra al exterior que mira a la población, por el cuerpo lineal y rítmico de las aulas marcado por potentes pilastronas encaladas como todo el conjunto, entre las que se abren los ventanales protegidos por lamas pintadas de añil; juego de blanco y azul característico del sur mesetario que se extiende a todos los edificios. En segundo plano se advierten los dientes de sierra del vestíbulo entre los que destaca uno de mayor altura que facilita el acceso a cubierta, y que del lado interior del patio se muestra como un torreón prismático con una cara cóncava, lo que crea un desconcertante juego óptico que cuesta descubrir en una mirada inicial. Esa presencia acumulativa pero serena, y que no disimula su condición fabril, expresaba elocuentemente el carácter de un edificio a medio camino entre la escuela y el taller, y lo integraba con absoluta naturalidad en el paisaje rural circundante de aquellos años, aunque en su momento provocase las reticencias de quienes esperaban una arquitectura de corte capitalino y monumentalista.
Contaba Fisac cómo tuvo que “engañar” a los operarios para hacerles encalar la obra diciéndoles que convenía para tapar los poros del tapial mediante el clásico sistema de tirar la cal con el jarrillo, sorprendiéndoles cuando les hizo saber después que la obra se iba a quedar así, con ese aspecto de “casilla” o casa rural, que a algunos lugareños pretenciosos decepcionó pero que a Fisac enorgulleció, porque era en realidad lo que buscaba. Era esa belleza esencial e intemporal de las construcciones ligadas a la tierra y al lugar lo que a este arquitecto le abrió el camino para romper no pocas convenciones tanto de lo que se podía entender en aquel momento por académicamente clásico, como de lo moderno contemplado con el carácter lineal y excluyente de la época.
FUENTES:
http://www.turismocastillalamancha.es/patrimonio/antiguo-instituto-laboral-ciahm-67564/
https://docomomoiberico.com/edificios/instituto-laboral-2/
https://arquitecturaviva.com/obras/instituto-laboral-daimiel
http://fundacionfisac.com/instituto-laboral-en-daimio/
https://twitter.com/AGUA_architects/status/1178595207690018817