García Rodero relata el "regalo de vida" de la fotografía: "La gente ya no sabe ir por la vida sin móvil y molesta"
La fotógrafa natural de Puertollano, Cristina García Rodero, quien publica nuevo libro 'Ser fotógrafa, un regalo de la vida' (JdeJ Editores), considera que la llegada de los móviles e imágenes cada vez mejor al día a día de las personas ha empeorado la labor de los fotógrafos profesionales.
"Es verdad que los móviles han enseñado a la gente a ver, a mirar y contar, pero llega un momento en que se abusa: la gente no sabe ir por la vida sin un móvil, lo utilizan para todo, desde dónde vas a comer hasta dónde te estás bañando...son muchísimos y a veces se pierde la oportunidad de poder vivir", ha explicado en una entrevista la fotógrafa antes de la presentación de su libro en Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
García Rodero reconoce que esto obstaculiza en ocasiones la labor de los profesionales. "Realmente a los fotógrafos que tenemos pretensiones de hacer libros o de publicar en algún periódico, de informar, pues molesta mucho, porque son manadas. No es uno ni dos, sino muchísimos, y muchas veces se hace porque se quiere tener esas imágenes sin dar una utilización", ha lamentado.
Defensora de la fotografía como "democratizadora de la imagen, porque antes solamente podían acceder a ella quienes tenían dinero para poder pagar retratos o miniaturas", la artista no se ve trabajando con la Inteligencia Artificial, que ya ha llegado a su campo. "Yo creo que ya soy muy mayor para esas cosas, ¿no?", ha bromeado.
En cualquier caso, no se muestra contraria a su uso. "Todo es igual en todos los campos y dependerá de cómo se utilicen las cosas. Pienso que pueden ser muy beneficiosas o pueden ser muy perjudiciales, todo depende de quién haya detrás de esa inteligencia y de qué se quiere hacer con ella, porque nos puede destruir", ha alertado.
En 'Ser fotógrafa, un regalo de la vida', la Premio Nacional de Fotografía prueba por primera vez con una experiencia nueva: dejar por escrito sus comentarios sobre sus propias imágenes. "Creo que las palabras no debían de contar todo de las imágenes, darte tantos datos, y dejar que una mirada fuera suficiente para sacar muchas deducciones de ellas", ha reconocido.
"A mí no me gusta escribir, he sido profesora y eso me ha enseñado a comentar mis fotos y la gente lo agradece, siempre me lo dice, pero escribir es la primera vez en mi vida que lo hago. Y esto te crea todas las inseguridades posibles en alguien que no domina la pluma, aunque las fotos estén pensadas durante mucho tiempo", ha lamentado.
GOYA O VELÁZQUEZ, ENTRE SUS MAESTROS
Por ejemplo, en el libro García Rodero relata sus comienzos --"me considero fotógrafa desde el momento en que entré en un laboratorio y fui capaz de hacer todo el proceso", explica-- y también habla de su trabajo que le dio "a conocer", 'España oculta' --"ya son 50 años de profesión y me da pena que en muchos sitios solo se me conozca por esta obra"--.
También reconoce en este libro la influencia que ha tenido en su obra la pintura y las visitas al Museo del Prado para contemplar las obras de sus "admirados" Goya, Velázquez o el Greco. "Me siento deudora de todo aquel que hace bien su trabajo, por humilde que sea", ha admitido García Rodero.
Estudiante de Bellas Artes y alumna de Antonio López --"fue la primera persona que me enseñó a poner los colores en la paleta, porque no había cogido nunca un pincel"--, la artista manchega asegura seguir sintiéndose "pintora". "Sigo yendo a exposiciones y siempre digo 'algún día pintarás, Cristina, algún día'. Pero yo creo que al paso que voy, ya no lo haré, porque no paro", ha bromeado.
REPORTERA DE GUERRA
En el nuevo libro también hay espacio para sus trabajos de guerra, una faceta menos conocida de la autora. "Yo nunca he querido estar en una guerra, lo tenía muy claro y siempre decía que lo que quiero es ver a la gente vivir con alegría", ha afirmado. En 'Ser fotógrafa, un regalo de la vida' muestra sus imágenes tanto en Georgia como en Kosovo, dos zonas que estaban en conflicto bélico en ese momento.
"Por ejemplo, me fui con los albano-kosovares cuando los expulsaron de Kósovo porque no podía aguantar el estar en casa viendo cómo sucedían las cosas. Pero yo no tengo vocación de reportera de guerra, admiro muchísimo a todos los que trabajan de esto, pero no me siento periodista", ha concluido.