El Gobierno regional celebra la fiesta del Santo Voto como ejemplo de superación de la sociedad de Puertollano
La delegada de la Junta ha tenido un recuerdo especial para los vecinos y vecinas que han sufrido a causa del coronavirus enviando un mensaje de ánimo “porque lo más difícil de esta pandemia ya lo vemos superado” recordando como el Santo Voto, la tradición más antigua de Puertollano, no se ha podido celebrar durante estos dos últimos años debido a las elevadas cifras que, teníamos entonces, de afectados en toda España”. Ahora “toca volver a reunirnos puesto que la situación ha mejorado muchísimo” aunque ha pedido moderación y seguir manteniendo la prudencia “porque la pandemia no ha finalizado”, ha matizado.
La representante del Gobierno de Castilla-La Mancha ha querido, asimismo, felicitar al periodista Francisco Rosell, natural de Puertollano, que ha sido nombrado embajador del Santo Voto destacando “la importante labor” que han desempeñado durante la pandemia para “intentar inyectar energía y autoestima a una ciudadanía que lo estaba pasando muy mal”, para lo cual ha sido imprescindible el trabajo de sus profesionales. Un trabajo que no cesó en ningún momento para seguir informando acerca de lo que pasaba.
Olmedo ha tenido un recuerdo especial para el periodista Juan Ramón Levia y su familia “era gran profesional de CMM que ha desempeñado su labor en Puertollano y que nos dejaba recientemente”.
700 años de historia
Tras el acto institucional de nombramiento de Francisco Rosell como embajador del Santo Voto, Olmedo ha participado en el tradicional encendido de ollas, donde ha reiterado el compromiso del Gobierno de Castilla-La Mancha en la defensa de nuestras tradiciones resaltando “el impulso y la promoción” que desde el Ejecutivo de Emiliano García-Page se está realizando para “mantenerlas vivas”.
Su origen se remonta a mediados del siglo XIV, cuando la peste negra, que tantos estragos causó en Europa y en España, llegó a Puertollano, reduciendo su población drásticamente, de manera que sólo sobrevivieron trece familias, de lo cual dan cuenta las crónicas.
El terror de aquellos habitantes ante las escenas provocadas por la peste, les llevó a comprometerse, mediante el cumplimiento del Voto, y recordar desde entonces la intercesión de la Virgen para controlar la mortífera epidemia.
Consiste en una fiesta, muy popular, que conmemora la comida que daban los vecinos a los pobres y necesitados, como resultado de la promesa realizada por aquellas trece familias supervivientes, tras la grave pandemia de 1348.