Son las ocho de la tarde de un día cualquiera, sin distinciones entre festivos, fines de semana o laborables. Las personas que viven en la calle no lo hacen. Es el turno de Mercedes y Luis, dos de los más de 20 voluntarios de la Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja en Ciudad Real. Se preparan para hacer el recorrido establecido para darles comida y ropa de abrigo. Durante el tiempo que llevan haciendo esta labor voluntaria en la ciudad, les ha cambiado la forma de ver a estas personas: “agradecen muchísimo lo que hacemos”, “ante todo son seres humanos con sentimientos”, responden al unísono ambos voluntarios que lamentan la poca o nula visibilización social de este colectivo. Luis confiesa no obstante que él mismo, cuando iba por la calle, no se daba cuenta, “eran como una parte más del mobiliario urbano, pero cuando llegas a conocerlos, en el fondo son muy buena gente, aunque hayan podido tener mil problemas”.
Son personas con sentimientos, han podido tener mil problemas pero son muy buena gente
El calor humano y un sencillo gesto o halago valen oro para quien lo ha perdido todo, hasta la dignidad. Mercedes lo ejemplifica así: “cualquier palabra positiva, un ¡qué guapo estás!, o ¡qué bien hueles a colonia!, lo agradecen un montón, porque nadie se lo dice nunca; a mí personalmente me reconforta muchísimo”.
Cada día reciben comida variada, una o dos piezas de fruta, bocadillo, lácteos, zumos, agua y un caldo caliente en invierno y en verano, un gazpacho. Para Nochebuena y Nochevieja, la atención se realiza a mediodía entregándoles un menú con primer y segundo platos y postre, procedente de un restaurante colaborador. Si durante el recorrido, los voluntarios de Cruz Roja no localizan a todos, los buscan por los aledaños, ya que hay momentos en que no han comido nada. O no han tenido contacto con nadie. Ni siquiera el calor humano de los tuyos como especie. “No solo les damos comida, también ropa de abrigo y un poco de apoyo psicológico, si lo piden; si no lo piden, simplemente el hecho de establecer una pequeña conversación de 5 minutos contigo lo agradecen mucho”, comenta Mercedes.
No juzgamos, solo ofrecemos comida, ropa de abrigo y un poco de conversación
“Soltar conciencias y no sentirse culpables”
En opinión de Luis, que anteriormente daba clases a personas subsaharianas o ucranianas en la institución humanitaria, poner etiquetas o estereotipos a las cosas no es sino una manera de soltar conciencias y no sentirse culpables de que un ser humano viva en la calle por ser un alcohólico o un borracho, como suele indicar la gente, “cuando a veces es al contrario, el alcoholismo es algo secundario al proceso; me dicen que beben porque les da vergüenza pedir, al final la vida los ha puesto ahí por una serie de circunstancias y no han podido o querido salir, siendo rechazados por todo el mundo”.
No obstante, recuerda que aquel que quiera salir de la calle cuenta con todos los medios a su alcance, “existe un sistema muy bien estructurado y coordinado en Ciudad Real”. Por un lado, Cáritas dispone de la casa Jericó para dormir y Siloé como centro diurno en coordinación también con los servicios de salud; por otro lado, el Ayuntamiento de Ciudad Real ha reservado un espacio municipal con diez sillones reclinables y baño para los que quieran pasar la noche y asearse, con educador social y vigilante de seguridad. También cuentan con una unidad de conductas adictivas, centros de rehabilitación, residencias y otros recursos. Pese a todo, apostilla Luis, “algunos no quieren coger ese camino y no se puede obligar a nadie, nuestro cometido es salir a la calle para hablar con ellos y ofrecerles nuestro apoyo, pero sin obligarlos ni juzgarlos; de hecho, si quieren van a dormir, y si no quieren, duermen a la intemperie, a -4 grados en invierno o a 40 en verano”.
Me reconforta muchísimo lo agradecidos que son cuando hablas con ellos
El número de personas sin techo en Ciudad Real capital varía de una época a otra. Recientemente, Cruz Roja atiende a unas 20 personas aunque han llegado a treinta, y otras bajan a 15, “depende mucho de la estación del año, en verano suele haber más personas, sobre todo de tránsito”, nos cuenta Mercedes. En cualquier caso, añade Luis, la inmigración, el paro y la situación económica han agravado la situación, “la unidad se creó en 2014 y recuerdo que al principio atendíamos a 6 o a 7 personas”. El perfil es muy variado, pueden ser jóvenes, mayores, hombres, mujeres pero con varios nexos en común: su vida se ha truncado por completo, se han quedado en paro y/o han acabado en la calle por adicciones, bien sea alcohol o drogas.
“No se meten con nosotros y nos respetan al máximo”
Del mismo modo, más de 20 voluntarios están disponibles en la Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja Ciudad Real, desde jóvenes hasta jubilados. Cada semana, con un cuadrante por turnos, se distribuye el trabajo voluntario que permanece activo los 365 días del año. Preguntados por si resulta duro a los jóvenes voluntarios esta labor, Mercedes responde que “los jóvenes quieren descubrir de lo que le han hablado y ponerlo en su currículum, pero quienes realmente sacamos esto adelante somos gente más madura; no creo que al final no continúen por la dureza, las personas que viven en la calle no se meten con nosotros, nos respetan al máximo y son muy agradecidos”, ultima.