El Jefe del Estado llegaba a la una y media de la tarde a la plaza del consistorio en donde fue recibido por el alcalde, Adolfo Muñiz, que le hizo entrega de la vara de primer edil de la ciudad. El monarca no tuvo prisa en saludar uno a uno a las cientos de personas que se aglutinaban tras el vallado, entre ellas muchos escolares con banderas españolas en mano.
Antes de entrar al edificio del Ayuntamiento tuvo oportunidad a los miembros de la Corporación Municipal de Puertollano, a la vez que se unía a la visita la ministra de política territorial, Isabel Rodríguez, y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.
Felipe VI, ya en el interior del consistorio, tuvo ocasión de ver la placa que recuerda la visita que realizaron sus padres, Juan Carlos I y doña Sofía, en noviembre de 1978, y la del hermanamiento con el cantón francés de Pouzauges, y descubrir otra que recordará su paso por nuestra ciudad para futuras generaciones.
LA OLLA DEL SANTO VOTO
En el Salón de Plenos firmó en el libro de honor en el que dejó por escrito que el recuerdo que le dejó su paso por Puertollano en 1998 y el 2002 y el prometedor futuro económico que espera que se lidere desde esta ciudad al resto del país.
El alcalde le hizo entrega de un libro de la historia de Puertollano, de un volumen de «Los rituales de Haití» de Cristina García Rodero y una olla de Santo Voto en barro y el monarca se interesó por los orígenes y características de esta fiesta de interés turístico regional.
A su salida de manera espontánea saludó desde la ventana consistorial a los vecinos de viviendas colindantes y durante su recorrido por el edificio también lo hizo a trabajadores municipales con los que no dudó en fotografiarse.
A las dos y cuarto de la tarde acababa la visita oficial de Felipe VI no sin antes posar ante la Corporación Municipal a los pies del edificio del Ayuntamiento, y de nuevo el Jefe del Estado se acercó a estrechar la mano de los ciudadanos que aplaudían en la plaza.
