El presidente de la Diputación provincial, José Manuel Caballero, ha mantenido esta mañana un encuentro con los alumnos y alumnas de cuarto curso de la Facultad de Educación del campus de Ciudad Real, quienes han tenido la oportunidad, el pasado mes de marzo, de realizar sus prácticas homologadas en los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf, en pleno desierto argelino. Se trata de una actividad que financia la institución que preside Caballero dentro de las distintas ayudas que, con carácter solidario, se prestan al pueblo saharaui, entre las que destacan el programa de alimentos y la iniciativa “Vacaciones en paz”, que permite la acogida de menores por familias de la provincia en verano.
Caballero, que ha sido recibido por el decano de la Facultad de Educación, Emilio Martínez, y por el vicedecano de Prácticas, Estudios e Investigación, Javier Cejudo, ha reseñado la importancia de esta actividad, una iniciativa que se ha desarrollado con éxito, un año más, tanto desde el punto de vista docente como desde la óptica del fortalecimiento personal en valores como la solidaridad y la sensibilidad, porque la experiencia siempre resulta muy intensa y enriquecedora por el alto grado de vulnerabilidad en el que vive el pueblo saharaui.
Así lo han referido una delegación de alumnos y alumnas que han participado este año en el programa y que han sido los encargados de relatar su vivencia a quienes ahora tienen la oportunidad de participar, los universitarios que cursan tercero, quienes hoy han asistido a una jornada informativa sobre diversas cuestiones, entre ellas la posibilidad de realizar prácticas en los campamentos de Tindouf.
Caballero, que ha estado acompañado por la vicepresidenta Petra Sánchez Bonales, ha agradecido esta mañana que haya podido recibir “información de primera mano”. Ha recordado que la Diputación viene financiando las prácticas desde hace 20 años, con la salvedad de la pandemia o cuando el conflicto que se mantiene con el Gobierno de Marruecos ha alcanzado puntos álgidos.
Ha recordado, por otro lado, que han sido 60 los alumnos y alumnas participantes, además de los profesores y voluntarios que colaboran, generalmente maestros que que hicieron prácticas en los campamentos saharauis. A este respecto, ha referido que se llegó a constituir una Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui a raíz de esta experiencia.
Para el presidente de la institución provincial hacer estas prácticas tiene mucho valor, porque la experiencia va más allá de lo meramente docente y educativo, ya que las vivencias y su relación con los escolares y sus familias aporta un gran valor a su formación en el marco de la cooperación internacional y la ayuda humanitaria. La situación y el contexto, según ha dicho, es muy distinta a la realidad que se vive en Castilla-La Mancha y en España.
“El programa va a cumplir 20 años y lo llevamos a cabo con el doble objetivo de socializar y dar a conocer nuestro idioma, así como para colaborar con los profesores saharauis al tiempo de que se aporta material didáctico. Y también queremos favorecer un proceso de sensibilización y aprendizaje para que quienes pronto serán maestros y maestras conozcan otras realidades educativas”, ha comentado.
Ha recordado, asimismo, que esta iniciativa ha sido halagada y reconocida por el nivel de compromiso que comporta y la experiencia que se brinda a los universitarios. Se trata de un programa, según ha dicho, “que vale más de lo que cuesta” y que tiene “un enorme valor educativo y solidario”. Caballero ha añadido que otro aspecto positivo es que genera un movimiento de implicación y de colaboración con la causa saharaui.
Tanto es así, que han comprobado que muchas de las familias acogedoras del programa “Vacaciones en paz” están integradas por antiguos alumnos de la Facultad de Educación.
Entiende, por tanto, que ayuda a mantener el vínculo con el pueblo saharaui. Influye, además, positivamente a la hora de animar a otros a inclinarse por la acogida de menores durante la temporada estival. Es algo muy necesario, en opinión de Caballero, porque en la actualidad se da la circunstancia de que después de la pandemia se han reducido a la mitad el número de núcleos familiares que están dispuestos a acoger escolares saharauis en verano.
“Es una iniciativa que tiene mucho sentido y lógica, que ayuda a difundir la lucha del pueblo saharaui así como la existencia del conflicto que deriva de la invasión de sus territorios por parte del Gobierno de Marruecos”, ha dicho Caballero, quien considera que ahora están centrando los esfuerzos en aumentar el máximo posible el número de familias acogedoras.
Por su parte, el decano de la Facultad de Educación, Emilio Martínez, ha asegurado que se realizan prácticas en los campamentos de refugiados gracias a la sensibilidad y a la ayuda de la Diputación de Ciudad Real. Considera que se trata de una actividad muy acertada que es necesario mantener.
En este sentido, ha hecho mención a la colaboración de los profesores que también se trasladan a Tindouf y a la participación de voluntarios, la mayoría maestros y maestras que hicieron prácticas en su día. Y ha finalizado poniendo de manifiesto la importancia que tiene llevar al Sahara abundante material educativo y didáctico con el que contribuyen a elevar la calidad educativa y docente en un medio inhóspito como es el desierto.
A pesar del espectacular cambio de ambiente y de vida al que están sometidos los universitarios participantes, las opiniones vertidas esta mañana han sido positivas, muchas de ellas impregnadas de emoción. Todos los que han intervenido han coincidido en afirmar que la experiencia es inolvidable e irrepetible. También han destacado la hospitalidad y amabilidad con que han sido recibidos y tratados durante su estancia.