Este miércoles, Día Internacional de la Mujer, ha tenido lugar junto al edificio consistorial de Argamasilla de Calatrava, la lectura del manifiesto reivindicativo de la jornada, en una convocatoria que ha resultado ampliamente y moradamente secundada.
A ello han contribuido las decenas de paraguas que en la tonalidad referida que identifica esta reivindicación por los derechos de las mujeres, han sido abiertos, desplegando con ello numerosas referencias a los valores y virtudes que entraña el género femenino.
Un acto que ha contado con la asistencia de ciudadanía a título personal, pero también de integrantes de colectivos rabaneros, en particular de alumnado y profesorado de los centros docentes de la localidad, poniendo voz dos jóvenes estudiantes del Instituto ‘Alonso Quijano’, Blanca y José María.
El alcalde, Jesús Ruiz, quien ha abierto la convocatoria, se ha mostrado muy feliz de ver la gran afluencia por este acto del 8 de Marzo, en un “día en el que venimos aquí a reivindicar una sociedad más justa, más igualitaria”, basada en el avance de todos y todas.
Emanado desde el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, el manifiesto hecho público ha contribuido a seguir «reclamando los derechos y libertades que, como mujeres, deberíamos tener garantizados en las mismas condiciones que nuestros compañeros varones», algo que no es así «por el simple hecho de ser mujeres».
Y es que, se añade, «continuamos enfrentando obstáculos, barreras y discriminaciones en nuestro día a día que merman nuestras oportunidades y posibilidades para ser ciudadanas de pleno derecho», situaciones que se agravan para mujeres con discapacidad, migrantes, rurales, víctimas de violencia de género o mujeres en situación de vulnerabilidad social.
Asimismo, se enfatiza como «de media, en España y en Castilla-La Mancha, las mujeres recibimos una pensión inferior a la de los hombres. Y hasta llegar a ese momento, el de la jubilación, hemos tenido que atravesar toda una serie de carreras de obstáculos».
Refiriendo así salarios un 13% inferiores, dificultades reales de conciliación, o el siempre presente ‘techo de cristal’ para acceder a cargos de responsabilidad o poder, implicando con ello que «en nuestra jubilación sufrimos mayores tasas de pobreza y vulnerabilidad».