Había ganas de normalidad. Por eso, la eucaristía llenó a rebosar el templo parroquial desde las 12 en punto del mediodía de este lunes, 25 de julio. Sonaban los abanicos, tan típicos en días así, mientras el párroco, Benjamín Rey, dirigía la ceremonia en una iglesia bellamente engalanada con banderolas y otros ornamentos santiaguistas. Junto al altar mayor, Santiago Peregrino en su carroza. En las primeras filas de bancos, la Hermandad de Santiago, organizadora de los actos, y las autoridades municipales, encabezadas por el alcalde, Eulalio Díaz-Cano. Detrás, representantes de cofradías, hermandades y asociaciones religiosas de la localidad.
Después de las lecturas, llegó la homilía. Esta vez, el oficiante no utilizó el ambón de sermones, sino que bajó a los pies del altar. Micrófono en mano, y mientras luchaba con la sequedad de su garganta y algo de agua entre medias, explicó los valores que representa Santiago Apóstol. Puso el acento en la importancia de “sentirnos acogidos por Dios cada día en nuestras miserias, luchas y esperanzas”, dijo. Recordó cómo Santiago y Juan querían también ser los primeros y se enfadaban cuando no lo conseguían. De hecho, sus compañeros los llamaban ‘hijos del trueno’. Pero el Apóstol acabó aprendiendo la lección y salió a buscar a los demás, no al contrario. “A Santiago le tocó venir a España y se encontró con gente terca y difícil, y no se volvió atrás gracias a María, que le instó a cumplir su misión”. En segundo lugar, habló de la propuesta que nos hace. “Sale a nuestro encuentro para proponernos que la vida es un camino”.
La misa continuó con el resto de momentos litúrgicos, entre ellos el ofertorio, con la participación de las distintas cofradías. Pero uno de los momentos cumbre fue la exaltación al patrono, que la Hermandad de Santiago encarga cada año. Esta vez se lo propusieron a las monjas dominicas, que viven en el cercano monasterio de San José. No acudieron en persona, como era de esperar, pero sí se escucharon sus palabras en un vídeo de 7 minutos donde la exaltación se mezclaba con imágenes del día a día de las monjas en su quehacer conventual, editadas por Javier León. En su alocución, las hermanas reflexionan sobre las virtudes de Santiago Apóstol, “el amigo del Señor”. Destacaron su afán por extender la fe hasta los confines del mundo.
Procesión en un ambiente tórrido
Santiago salió al pórtico de Santa Catalina sobre su carroza, bellamente engalanada con flores a su alrededor. Los portadores cogieron en volandas al patrón para iniciar la esperada procesión, sin importar la dictadura del termómetro, en otra mañana muy calurosa. Volvimos a ver muchas cruces santiaguistas entre los participantes, sobre todo niños y mayores con vestimenta blanca, con la cruz de Santiago, y sus bastones de peregrino. Hemos podido ver a los directivos de cofradías, hermandades y otras asociaciones religiosas, además de las autoridades al final del desfile, con el alcalde, Eulalio Díaz-Cano, a la cabeza, y concejales del equipo de Gobierno, Partido Popular y Ciudadanos. La Banda Municipal de Música, bajo la dirección de Ángel Sancho, amenizó en todo momento el trayecto procesional por las calles del itinerario previsto.