Nicanor Caña Cepeda, hijo de Antonio y María Rosario, nació en Tomelloso. Casó con la tomellosera Rosario Martínez teniendo su domicilio en la calle Molino Viejo (actual calle Alfonso XII).
Este personaje es un ejemplo de los primeros fotógrafos que en las últimas décadas del siglo XIX iniciaron su actividad artística, en los comienzos en plan ambulante, por toda nuestra comarca.
El fotógrafo ambulante viajaba durante la primavera y el verano, aprovechando el buen tiempo y las ferias de agosto y septiembre. En los días que duraba su periplo se hospedaba en fondas y posadas, o en los domicilios de conocidos y parientes, en cuyos patios improvisaban sus desangelados platós. En los primeros tiempos realizaban sus retratos en la modalidad “tarjeta de visita”. A partir de 1910, los formatos más comunes eran el de la llamada tarjeta postal, que se conseguía por contacto a partir de negativos de cristal de 10x15 cm.
Hacerse retratar, privilegio hasta entonces de la aristocracia, se va a convertir en un signo de progresión social y nada mejor que la fotografía para que este deseo se hiciese realidad para los miembros de la nueva y ascendente burguesía.
Así los primeros trabajos de Nicanor Cañas fueron realizar retratos individuales o grupos (eran comunes las fotos de difuntos) y, en ocasiones, realizando unos pioneros trabajos de fotoperiodismo para periódicos o revistas de la época como “Nuevo Mundo”, “Mundo Gráfico”, Vida Manchega”, “El Castellano Gráfico”, …
A finales del siglo XIX, Nicanor Cañas funda el primer gabinete fotográfico en Tomelloso, y en décadas posteriores, extendida la afición a sus hijos, creó el estudio “Fotografía Artística de Cañas e hijos”.
Una vez establecidos, la actividad laboral se dividía entre los trabajos en el propio estudio y realizando, durante largas temporadas al año, las llamadas ambulancias fotográficas.
Así se lanzan a la aventura para descubrir nuevos destinos, pese a la dificultad de acarrear las enormes cámaras de cajón y todos los bártulos de laboratorio.
Se tiene referencias de Nicanor Cañas ofreciendo ya en 1895 “ambulancias con personal inteligente” aprovechando la aparición de nuevos caminos, a lomos de cabalgadura o en entrañables diligencias por una amplia zona geográfica delimitada por pueblos tan distantes como Campo de Criptana, Alcázar de San Juan, Socuéllamos, Villarrobledo (Albacete) o San Clemente (Cuenca).
Un ejemplo de su actividad como fotógrafo ambulante lo tenemos en la foto de Manuel Paniagua Rivas “el zapaterillo”, quien ejercía como zapatero en la localidad de Alcázar de San Juan y fallecido en enero de 1889. Esto confirma la actividad fotográfica del tomellosero en la penúltima década del siglo XIX.
Nicanor Cañas tuvo una presencia destacada en la vida pública de su tempo, no sólo como retratista y fundador de una importante saga profesional sino “como miembro de aquella menguada élite de ciudadanos que, desde los ámbitos catacumbales de la Primera Internacional sembraron la semilla igualitaria en una región con tan profundas carencias de escuela y de despensa”.
Ejemplo de la importancia social de este personaje lo podemos ver en el hecho de ser una persona que diferentes movimientos liberales del momento pusieron ojos en él, como un claro exponente del liberalismo político en La Mancha. Como muestra tenemos la publicación liberal “El Orden”, desde cuya dirección se remite una sucesión de correspondencia con Nicañor Cañas solicitando su adhesión a la causa política.
El éxito profesional de la familia Cañas les llevó a establecer una sucursal de su estudio en la capital de la provincia.
Andando el tiempo el hijo mayor de Nicanor, José María Cañas, acabaría regentando el negocio familiar de Tomelloso en la actual calle Don Víctor, mientras que su otro hijo, Jesús Cañas, se establecía en Campo de Criptana. Posteriormente el propio Jesús Cañas (nacido el 21 de enero de 1874) tendría otro estudio en Tomelloso en el domicilio familiar, en la actual Calle Alfonso XII.
Estos dos hermanos, herederos de la sapiencia fotográfica del padre fueron, junto con otros dos fotógrafos albaceteños, los únicos participantes manchegos en el Congreso Nacional de Fotógrafos Profesionales celebrado en Valencia en 1908. En él tuvieron una señalada actuación en defensa de los intereses corporativos de una profesión que, según los observadores comenzaba a padecer una honda y perturbadora crisis.
Fueron estos hermanos los que según las Actas de este Congreso Nacional expusieron la “manera posible que el Estado acepte la idea de que todas las cédulas personales lleven la fotografía del interesado, con la forma y condiciones en que puedan prestar los fotógrafos este servicio”. Era una forma de evitar el intrusismo profesional que ya se detectaba en este sector económico.
A partir de 1910, la actividad de estos pioneros creció sensiblemente, aunque la situación económica y social de la comarca no era la más propicia para sostener sus industrias.
La influencia de la actividad fotográfica de Nicanor Cañas en su familia no terminó en sus hijos. Otros familiares suyos siguieron sus pasos. Es el caso de Lucio Cañas Olmedo, tomellosero nacido en 1859 que compartía su trabajo de pintor “de brocha gorda” con aficiones más artísticas como era tocar la guitarra o realizar retratos en su improvisado y mínimo estudio en su domicilio en la calle Santa Rita en Tomelloso. Se caracterizaba por ser muy autodidacta e, incluso, él se fabricaba y reparaba sus propias cámaras fotográficas.
FUENTES:
MAZUECOS, Rafael (1967): “Hombres, lugares y cosas de La Mancha. Apuntes para un estudio médico-topográfico de la comarca”. Fundación Mazuecos de Alcazar de San Juan.
MARTÍNEZ DE SAS, MARÍA (1979): “Cartas, comunicaciones y circulares de la Comisión Federal de la Región Española”. Universidad de Barcelona.
LÓPEZ MONDÉJAR, PUBLIO (2005): “La huella de la mirada. Fotografía y sociedad en Castilla la Mancha, 1839-1936”
MARTÍN-FONTECHA GUIJARRO, Ángel S. (2020): “Inicio de la Fotografía en Tomelloso”
En https://lavozdetomelloso.com/