Pregunta.- ¿Cómo transcurrieron tus primeros años, la radio estaba presente entonces en tu vida?
Respuesta.- Mi familia era aficionada a la radio, y su sonido estaba presente en mi infancia y adolescencia, aunque en mis planes no cabía la posibilidad de ser un profesional de la información. Mis primeros estudios los realicé en el Colegio Nuestra Señora del Prado-Marianistas, el bachillerato en el Instituto Juan de Ávila y en 1965 me decanté por Magisterio (entonces en la Escuela de Arte), con la idea de que podría ser un buen maestro; a mi juicio es una hermosa profesión. Casualmente, un profesor de carrera, D. Salvador Sánchez-Herrera Abarca, nos invitó a realizar un programa juvenil en Radio Popular (en la actualidad Cadena Cope), previa conversación con el director de la emisora, como parte de las actividades de Magisterio.
P.- ¿Cómo fue aquel primer contacto con lo que sería tu profesión?
R.- La emisora de Radio Popular, perteneciente al Obispado de Ciudad Real, se ubicaba en la primera planta del Seminario Diocesano de Ciudad Real, por entonces en la calle Alarcos (donde está el edificio de los sindicatos y el grupo Santa Marta); su director era el sacerdote daimieleño, D. Joaquín Fernández Martín, nos mantenía a raya, y como locutores trabajaban José Luis Calvo, Rafael Ruiz Moya, Agustín Cabañas Pila, Mari Celi Monescillo, y al frente del control y registro de sonidos, el buenazo de Marino Madrid con la ayuda de José Andrés Antón.
Los estudiantes de Magisterio hicimos el programa ‘Diana, la voz del mundo juvenil’ una vez por semana, a las 18,30 horas, de media hora de duración, con el contenido escrito en guion reglamentario y con sección editorial, previas pautas marcadas y las necesarias grabaciones. Aquella primera experiencia fue divina para mí. Nuestro profesor Sánchez Herrera era de política y de relaciones sociales, era muy de derechas, de la OJE, de lo que era mucha gente en ese tiempo; su idea era muy de derechas que encajaba perfectamente con Radio Popular. Empecé a compaginar estudios con las prácticas en la radio.
Los estudiantes de Magisterio hicimos el programa ‘Diana, la voz del mundo juvenil’ una vez por semana... Aquella primera experiencia fue divina para mí
P.- ¿Qué recuerdas de aquellos primeros tiempos de radio?
R.- D. Joaquín quería que pusiéramos mucha música clásica y de zarzuela, y nos instaba a salir a la calle, a entrevistar a la gente, “no os quedéis en el estudio, hay que palpar, hay que conocer historias, hay que llegar primero”, nos decía.
En Ciudad Real había varias emisoras, como Radio Ciudad Real EAJ 65 donde estaba doña Elsa Vela Aroca, su marido don Francisco Fernández Tejeda, luego se incorporó su hija Elsa. Las relaciones fueron fenomenales entonces y es que yo he pasado al final por todas las emisoras, debido a una serie de compromisos que se han ido encadenando en el tiempo.
Radio Ciudad Real también estaba también centrada y era respetuosa, no como ahora, es una vergüenza en lo que se han convertido los medios de comunicación.
P.- ¿Por qué dices eso Manuel, porque están al servicio de unos intereses políticos?
R.- Pues sí, entras con una formación en una empresa y te la cambian a los dos días. Es una pena que eso sea así.
Por entonces se estilaba el envío de tarjetas postales, recibíamos auténticas montoneras de postales, unas 150 o 200 diarias
P.- Tras las prácticas, pronto surgió la invitación de Radio Popular para que hicieras algo más…
R.- Sí, había un tipo de radio impresionante como el de los discos dedicados, con una participación enorme de gente escribiendo y llamando. Por entonces se estilaba el envío de tarjetas postales, recibíamos auténticas montoneras de postales, unas 150 o 200 diarias.
P.- ¿Y atendíais a todas?
R.- Sí. Entonces se dedicaba mucho tiempo a los discos dedicados, que se intercalaba con publicidad. En vez de cuñas eran guías comerciales, textos más cortos de distintas firmas comerciales, se leían, no había nada grabado. Venía muy bien leerlo en directo, no había errores ni espacios en blanco y era todo más fresco.
Se hizo muy buena radio por entonces, los profesionales tenían un gran conocimiento de lo que la gente necesitaba y quería, estábamos prestos y solícitos a sus demandas, y éramos muy queridos.
P.- Con 17 años, en 1966, te aconsejan que hagas unos cursos de radio dirigidos por los mejores profesionales de radio…
R.- No recuerdo nombres, pero sí el lugar, el colegio San Pablo de Madrid. Recibí el carnet profesional de prensa, radio y TV del Ministerio de Información y Turismo, a cargo entonces de Manuel Fraga. Este certificado nos facultó para poder desarrollar nuestro trabajo de forma más profesional. Mis compañeros de Radio Popular, como José Luis Calvo o Rafael Ruiz Moya, encontraron otras oportunidades profesionales en Venezuela y Zamora respectivamente.
Aquí, en Ciudad Real, íbamos atendiendo los acontecimientos de todo tipo. En ese tiempo surgieron las cabalgatas del 16 de agosto y la batalla de flores, pasaban por la calle de la emisora, y aprovechábamos para salir a la calle micro en mano, entrevistando y adelantándonos a otras emisoras. Trabajábamos mucho y a la hora que fuera, no había horas ni fines de semana ni festivos. Recuerdo una vez que se estaba realizando la Vuelta Ciclista a España y llegaban a las 3,30 de la madrugada y me pidieron que estuviera, y allí estuvimos. Había esfuerzo y sacrificio, pero también una recompensa y una satisfacción tremendas.
P.- ¿Hasta cuándo estuviste en Radio Popular?
R.- Estuve hasta el domingo, 11 de junio de 1972, incluido. Al lunes siguiente me incorporo a mi nuevo trabajo de gestor comercial en el Banco Central. Pido mi excedencia al director de Radio Popular, Pedro Ortuño, un profesional impresionante, que murió en accidente de tren cuando iba a Galicia a retransmitir un partido, junto al jefe de publicidad. Finalmente, no hice uso de la excedencia porque en noviembre me incorporé a la Voz de Ciudad Real. Era una emisora sindical, ubicada en la iglesia de San Pablo, aquel edificio fue primigeniamente de los sindicatos. Estuve con ellos unos 5 años. Después pasé a la Rueda Rato, la antigua emisora de la Ser que la adquirió D. Eduardo Rato, el padre de Rodrigo Rato. Por afinidad conmigo, me pidieron que estuviese al frente de la misma y así lo hice, estábamos en sintonía. Esta emisora fue adquirida posteriormente por Onda Cero en 1982-83.
Doña Elsa Vela y su marido dejaron de hacer radio y se quedó en la dirección Daniel Pinilla, además de Santiago Amores, Marce León y la hija de doña Elsa. En deportes estaban Carlos María Sanmartín (Casama), después estuvo Joaquín Muñoz, y también Juan Barba Casaponsa y Diego González. Las retransmisiones deportivas tenían un gran seguimiento, eran personas muy afamadas en las tres emisoras. En la emisora sindical estaba Ángel Cerro Plaza y Pepe Deportista con gran éxito.
En mi compañía estaba José María García de cabo. Cuando vio que era locutor de radio me enganchó para colaborar en eventos
P.- Luego pasas a hacer el servicio militar…
R.- Sí, fui de voluntario, estuve 3 meses en Colmenar Viejo, en aquella compañía estaba José María García de cabo. Cuando vio que era locutor de radio me enganchó para colaborar en eventos. Él trabajaba en el Diario Pueblo, surgió una buena amistad, me facilitó las cosas y el campamento fue llevadero. Organizábamos combates de boxeo y veladas de todo tipo. Me puso de reportero para todo.
Cuando me vine a Ciudad Real también fue todo muy bien. Se celebró la fiesta del deporte en Manzanares y yo la presentaba, el coronel del Regimiento de Artillería, donde yo estaba de soldado, me llamó al día siguiente para darme la enhorabuena por la presentación y me dio carta blanca para lo que fuera en la radio, pero su ayudante, el capitán Antonio Oraá (hijo de Gregorio Oraá) especificó que en la unidad en la que estaba yo, el capitán Vicente Olmedilla pondría problemas, pero aquello se solucionó. Todo fue de maravilla, me encargaron los cuadrantes de la instrucción y yo se los entregaba al brigada o al sargento. Me permitieron que siguiera trabajando e incluso organizar veladas de boxeo, como hizo García en Madrid, hice un festival de cantantes y conjuntos músico-vocales para la fiesta de Santa Bárbara y quedó muy bien.
P.- ¿Sigues en contacto con José María García?
R.- Sí, (risas), hay cosas en las que ser tan incisivos… ay ay Tuve dos amigos, Felipe Navarro y Amilibia, eran dos locutores que tenían mucha fama, eran muy valientes y atrevidos, yo prefería estar más en retaguardia y José María García también era muy echado para adelante en deportes.
P.- Dices que los comienzos de los años 70 fueron alucinantes ¿por qué?
R.- La actividad era incesante. Todos los domingos en el teatro Cervantes en la calle Alarcos, hacíamos festivales mañaneros con los mejores cantantes y grupos de toda la provincia, era una promoción permanente y continua. Entonces estaba ya en la Rueda Rato. Hicimos mucho bien por la gente que se iniciaba en el mundo de la música. Salíamos a otros pueblos de la provincia, porque había grupos músico-vocales en todos los municipios.
Aparte de los festivales, surgió la presentación de numerosos desfiles de modelos.
P.- ¿Cómo compaginabas todo esto?
R.- Perfectamente. Salíamos también a Madrid, en la Casa de Castilla-La Mancha hacíamos varios festivales. Nadie nos contrataba, lo hacíamos todo todos desinteresadamente. La radio me permitía organizar estos actos porque tenía muchos contactos, el beneficio en todos los ámbitos era superior. Entonces se trabajaba de modo distinto a hoy en día.
P.- Pero también has presentado a artistas de primer nivel…
R.- Sí, eso fue después. En aquel tiempo yo presentaba todos los artistas que venían a la fuente Talaverana. Con algunos de ellos mantenía el contacto y a través de la casa discográfica les pedía que viniesen y volvían gratis. Me he paseado con los mejores artistas por Ciudad Real, como aquellas famosas Las Gemelas Fantásticas, eran espectaculares, todo el mundo se quedaba mirando. Hacíamos galas a través de las casas discográficas y venían los mejores artistas, pero desinteresadamente. Gracias a esa disposición de unos y otros obtuvimos cosas muy vistosas e interesantes.
P.- ¿Hasta cuándo estuviste en la Rueda Rato?
R.- Hasta 1985, surge otro compromiso de una emisora impulsada por Domingo Díaz de Mera. Era de ámbito local en principio, pero consigue una licencia en Daimiel y Díaz de Mera decide la clausura de la emisora de Daimiel y se monta la de Ciudad Real, haciendo gestión de inmediato con la cadena Ser. Díaz de Mera, Felipe Caballero Naranjo y yo acudimos a Madrid para entrevistarnos con la cúpula de la Ser. Se acordó dar el paso a través de un profesional y me eligieron a mí. Me pidieron que hasta la formalización de la emisora me mantuviera y así lo hice.
Pero yo trabajaba también en el banco y las exigencias de llevar la radio era demasiado. Decidí hablar con Javier Delgado, estaba sin trabajo, y decidí apartarme y que él se ocupara de la dirección de la radio. Siempre ha estado agradecido. Yo continué colaborando hasta que hace poco tiempo determiné dejarlo, he estado los domingos en el programa de ‘A Vivir que son Dos Días’, de gran éxito por la música ofrecida. No obstante, continúo con las presentaciones de eventos.
P.- ¿Cuántos festivales o eventos has presentado?
R.- Huy, no sé, no sabría decirte, muchísimos y de todo tipo. Entonces en la radio hacíamos de todo. Me han invitado este año al Festival Folk de Las Tablas de Daimiel. Presenté las cinco primeras ediciones, y he estado en años alternos, también en el 50 aniversario.
Recuerdo que teníamos que hacer las retransmisiones deportivas por teléfono y en algunos campos no hay teléfono. Un ejemplo, Cuenca. Tenías que quedarte con la jugada, salir del campo, subir al colegio salesiano y desde allí llamar a la radio y comentar la jugada. Otro ejemplo, Madrid, el campo del Plus Ultra. Ahí sí había teléfono, pero en el sótano, por lo que tenías que captar o imaginar la jugada y llamar. Hacer combates de boxeo, muy difícil, entrevistas… El que estuviera tenía que solucionar la papeleta, coger el micrófono, colgarse el magnetofón, que entonces pesaba bastante, y salir, había que hacerlo, eran los medios de que disponíamos y había que utilizarlos.
P.- Has vivido gran parte de esos 100 años de la radio, que se han celebrado en febrero. Echas en falta más calle, pero no crees que la radio desaparezca de ningún modo…
R.- No, no, la radio no desaparecerá de ninguna de las maneras. Tiene otros profesionales, la gente de la radio está cada vez más preparada. Cuando nosotros empezamos era la voz la que se valoraba, si no tenías buena voz no entrabas, así de claro, y lo demás venía por añadidura. Hoy la voz se valora menos y sí la preparación y el conocimiento del personal. ¿Qué será mejor? Yo creo que en aquel tiempo fue bueno seleccionar voces y ahora es bueno seleccionar calidad y preparación.
P.- ¿Echas en falta más música en la radio?
R.- Hay demasiado tertuliano. La música ha sido fundamental en otros tiempos, pero música nuestra. Le ha dado a la gente por poner música internacional. Yo siempre he puesto música en español y lo han disfrutado muchísimo, a mí me ha llegado la satisfacción de gente escuchando la música que yo ponía, “es una delicia, disfrutamos con lo que pones”, me decían. Pues de eso se trata y es poniendo música en español, y si hay que poner algo de fuera, perfecto, pero me parece un error darle preferencia a lo del extranjero y no a lo nuestro.
P.- Manuel López Francia continuará presentando eventos ¿hasta cuándo?
R.- El próximo lo tengo el sábado (sonríe). Quién le dice a quién te llama y sigue confiando en ti que no quieres, no puede ser. Seguiré haciendo las cosas bien, mientras me encuentre a gusto en el escenario continuaré, además los organizadores se sienten tranquilos con mi profesionalidad, eso lo da el trabajo bien hecho y la práctica de tantos años.
P.- También cuidas del carillón de Ciudad Real como secretario de la Asociación de Vecinos Plaza Mayor, ¿no?
R.- Sí, es otra actividad más. Estaba de alcalde Francisco Gil Ortega y pidió a la AV Plaza Mayor que nos hiciéramos cargo de los autómatas del carillón. Esto fue en 2005 y en 2025 hará ya 20 años. Como asociación no recibimos nada para no tener que justificar nada. Sólo queremos sentirnos ciudad. Es un bien extraordinario el carillón y ahí estamos. Si hay cualquier anomalía y la podemos solucionar, lo hacemos, si es una avería más gorda, recurrimos a los instaladores, industriales de la provincia de Madrid, para que solventen el problema técnico.
Al carillón no pasa nadie, el control es muy riguroso para que no haya inconvenientes. Al principio había un concejal que tenía un mando para usarlo a cualquier hora, metía a gente indebidamente, pisaban donde no debían…un desbarajuste. Llevamos 19 años, empezamos con dos melodías, la seguidilla manchega A La Mancha Manchega, y se añadió la novena sinfonía de Beethoven, luego se incorporó el himno a la alegría y un villancico en Navidad. Este año, en 2024, con Francisco Cañizares como alcalde, se han incorporado en Semana Santa dos marchas procesionales y la gente ha disfrutado muchísimo, con felicitaciones por todas partes.
Nos satisface mucho ser los responsables de que el carillón funcione y funcione bien y se admire cada vez más. Todas las excursiones tienen parada programada en el carillón y todo el mundo se lleva melodía grabada del carillón. El año que viene serán 20 años, hay otras asociaciones interesadas en incluir otras melodías, algo que el alcalde y el Ayuntamiento deben valorar.
Hay que mantener nuestra cultura y las tradiciones para que no se olviden, que no significa dar marcha atrás
P.- ¿Cómo te gustaría que te recordase Ciudad Real?
R.- No, no me preguntes eso. Sé que he cumplido mi misión satisfactoriamente. Que no se acuerden. Es mejor cuando te ven o cuando te escuchan que te digan: “esa voz me suena, ¿usted no será Manuel López Francia? Me acuerdo cuando usted hizo esto o lo otro”.
P.- ¿Qué te gustaría mejorar de Ciudad Real?
R.- Orden, respeto y limpieza en todos los ámbitos; cultura y mantener las tradiciones, que no significa dar marcha atrás, hay que cultivar nuestras tradiciones para que no se olviden. Y que haya respeto, de verdad, pero en todos los órdenes, que la gente sea civilizada. Que cada uno haga su actividad y que procure hacerla bien.