Los presidentes y presidentas de las cuatro hermandades de Pasión de La Solana respiraban hondo el Domingo de Resurrección. Había terminado el encuentro del Resucitado con la Virgen de los Campanillos, que no había procesionado por culpa de una lluvia que en ese momento caía con fuerza, pero sus desfiles de nazarenos sí pudieron hacer la estación de penitencia, esquivando el agua en el momento preciso. “Ha merecido la pena salir, a pesar de las dudas y del mal tiempo”, resumían los directivos.
Es verdad que el viento y el frío fueron incómodos y sin duda restaron penitentes dentro y público en las aceras, pero aun así hubo enclaves como una enorme afluencia de gente y los pasos fueron bien arropados por penitentes de cada hermandad, y de caso paso en concreto. Por eso, había satisfacción al término del frustrado desfile dominical.
Por orden cronológico, la presidenta de la Vera Cruz “La lluvia es mala, pero el fuerte viento nos hizo dudar porque hay un patrimonio que se podía deteriorar”. Mari Cruz Jiménez reconoce que vio menos nazarenos y público en determinadas partes del recorrido, pero cree que hubo una gran participación para la noche que hacía. Precisamente por esa ventisca se protegió la imagen del Niño Jesús con un plástico. Sin embargo, no fue el aire el culpable de que se rompiera el eje de dirección del paso de la Virgen de la Esperanza. Fue a la altura del Cristo del Amor y hubo momentos de duda, pero el vocal de la directiva Ramón Muñoz se metió dentro y fue capaz de completar el recorrido guiando la dirección con sus propias manos. “En plan de guasa dijimos después que había sido el primer costalero de la Esperanza”. El pequeño héroe dio por buenas las vejigas que le salieron en las manos por el esfuerzo. “Llegó contento porque la Virgen había llegado a Santa Catalina”.
A esas horas había serias dudas de si saldría la procesión de la madrugada, con Jesús Rescatado a la cabeza. El radar daba lluvia, que poco a poco se fue disipando. A las 6 de la mañana en punto, las 5 solares según los estatutos de la cofradía, salió Jesús en un rasillo del Convento repleto y en completo silencio, y con un cielo sin amenaza de agua. El presidente de la hermandad trinitaria, Paco Rodríguez-Rabadán, estaba francamente satisfecho por el resultado del desfile, donde se pudieron exhibir las pocas novedades que había, entre ellas las potencias del Niño Jesús o el estandarte. En el horizonte está la nueva carroza de la Virgen de la Soledad, proyecto que acometerá para la próxima Semana Santa.
Y aunque la lluvia regresó a media mañana y hasta primera hora de la tarde, volvió a parar antes de la procesión del Santo Entierro. La explanada de Santa Quiteria era un hervidero de gente a eso de las 8 de la tarde. Es el desfile oficial, en el que además se unen dos cofradías: la Virgen de las Angustias y el Santo Sepulcro. La presidenta de la hermandad con sede en el Calvario, María Dolores Alhambra, expresó su satisfacción por el resultado general de la procesión, aunque se detuvo en la gran novedad de este año, que fue la parada frente a la Residencia de Ancianos ‘Virgen de Peñarroya’. “Eso fue emocionante y corrían las lágrimas viendo a más de sesenta ancianos en sillas de ruedas con sus familiares y cuidadoras; me quedo con ese momento”.
Por su parte, el presidente del Sepulcro, José María Romero de Ávila, también estaba feliz por el desenlace teniendo en cuenta las dudas que había. “Una muy buena participación y solemnidad a pesar del viento y el frío”, decía. Como presidente también de la Junta de Hermandades de Pasión, felicitó a todos sus colegas por el esfuerzo, el que se ve y el que no se ve, con especial énfasis en los costaleros y portadores, así como la ayuda de la Guardia Civil y la colaboración del Ayuntamiento.