Una súbita tormenta interrumpió bruscamente el mercadillo montado en el centro urbano de La Solana para celebrar la segunda edición de ‘El comercio sale a la calle’. Un poco antes de las 9 de la noche, justo cuando el público comenzaba a llenar las calles peatonales Sagrario, Cervantes y Pacheco, comenzó un fuerte aguacero que obligó a desalojar deprisa y corriendo los puestos montados por una total de 16 comerciantes, en colaboración con el Ayuntamiento de La Solana.
El hecho de que este año se hubiera decidido prescindir de los expositores cubiertos, a fin de darle más espacio, claridad y encanto al mercadillo callejero, amplificó los problemas a la hora de recoger el material. Algunos comerciantes buscaron plásticos y otros se protegieron como pudieron mientras retiraban sus productos lo más rápidamente posible. Fue una carrera contrarreloj para evitar males mayores.
Fue una auténtica pena, ya que el año pasado había resultado un éxito y esta vez se había intentado mejorar la exposición de productos. De hecho, minutos antes del chaparrón se veían ya muchos clientes con bolsas en la mano y otros mirando con clara intención de comprar. La noche prometía para los profesionales y también para el público.
La tormenta lo arruinó todo, incluso desactualizó las declaraciones previas durante la inauguración oficial del evento, donde la alcaldesa había cortado la cinta en compañía de varios de sus concejales y de representantes de la Asociación de Comercios y Servicios. El concejal de Promoción Económica, Santiago López, se mostraba feliz por repetir la iniciativa “después del éxito del año pasado’, mientras que la nueva presidenta del colectivo, Tomasi Santos, preveía una buena tarde de ventas y animaba a sus compañeros a aumentar el número de expositores de cara a próximos años. Pero todo se torció cuando el cielo dijo basta.