En el entorno de la pradera y de la ermita dedicada al santo desde los años 70 del pasado siglo, aunque la tradición data de la década anterior, volvió de nuevo a bullir el motivo de celebración y de feliz hermandad.
“Somos un pueblo vinculado a la ganadería y a la agricultura y san Isidro es el segundo patrón de nuestro municipio, algo que no es una cuestión baladí porque nuestra vida económica ha dependido del campo y por eso celebramos con júbilo a san Isidro”.
Así lo refería el alcalde, Pablo Toledano, congratulándose de retomar tras dos años, “que hemos sentido mucho”, una romería que “se ha recuperado con fuerza, con la mucha gente que nos ha acompañado, chiringuito y atracciones”, desde la noche del sábado.
También valoraba la jovialidad de las numerosas peñas que se reunían bajo entoldados y al pie de improvisadas cocinas campestres, a base de leña del entorno, para disfrutar en amistad y familiaridad una jornada tan señalada en el calendario festivo torteño.
“Aquí el visitante es acogido hasta tal punto de que quien no tenga conocidos, con tal de ir de peña en peña es invitado y agasajado para pasar de la mejor manera este día en la pradera de San Isidro”, apostillaba Toledano para glosar la hospitalidad torteña.
También por este motivo regresan a la localidad personas que en su día hubieron de dejar Brazatortas por diferentes motivos pero que “vienen en este día porque lo recuerdan desde su infancia”, en palabras de un alcalde ávido también de estos reencuentros.