Esta operación, que la Guardia Civil ha denominado Riflientes, comenzó tras tener conocimiento de varios robos en el interior de vehículos que se encontraban estacionados en la localidad de Fuencaliente, donde sustrajeron armas de caza mayor, varios prismáticos y artículos deportivos utilizados para el ejercicio de la caza.
Una vez realizadas diversas gestiones encaminadas a esclarecer estos hechos y su autoría, se averiguó que su modus operandi consistía en localizar municipios pequeños en los que se fuesen a realizar monterías, una vez allí aprovechaban el descuido de los propietarios de los vehículos y tras asegurar el lugar e inmediaciones para evitar la presencia de testigos, empleando herramientas sofisticadas abrían los vehículos sin ocasionar daños, sustrayendo las armas y los artículos de caza en los que estaban interesados. Este material posteriormente era vendido en el mercado negro en Madrid.
Gracias a la metodología empleada en la investigación y a la siempre imprescindible colaboración ciudadana se consiguió la identificación y posterior detención de los dos autores, que residían en dos pequeñas localidades de la provincia de Toledo.
Las diligencias junto con los detenidos fueron puestos a disposición de los Juzgados de Guardia de Puertollano.