El pasado 10 de abril el Museo Gregorio Prieto fue el escenario elegido para la grabación del programa Café Zimmermann de Radio Clásica. El sábado 15 de este mes se conmemoraba el Día Mundial del Arte, instituido por la Conferencia General de la UNESCO en el año 2019. Su premisa, el intercambio de experiencias innovadoras a través del diálogo y la diversidad cultural, resonó con maestría a través de la música en vivo del Dúo Arcadia.
Pilar Rius y Avelina Vidal desplegaron ese pensamiento creativo celebrado por la UNESCO en la revalorización de las nuevas creaciones musicales contemporáneas, con especial énfasis en las compositoras femeninas, como La Nana del Juguete de Teresa Catalán o La Ciudad universitaria de Marisa Machado, creadas en 2018 y 2021.
La Sonatina de Matilde Salvador, compuesta en 1948, nos remontó por unos instantes a la etapa en la que el genio de Gregorio Prieto se nutría del paisajismo inglés para después regresar a la recordada tierra de sus orígenes, cargado de amor por el dibujo. Sus ilustraciones del Paraíso Perdido de Milton habían ido enriqueciendo de trazos armoniosos un legado pictórico que le conduciría a la eternidad .
Prieto, Lorca y la Música habían entrelazado los hilos de su telar vital aquel año de 1931, en que el poeta acompañaba al piano a la Argentinita en su Café de Chinitas. Otro café, donde se brindaba en las copas de la efervescencia y la libertad, que brindaría para la Cultura la Segunda República desde aquel 14 de abril.
Una suerte de efemérides confluyentes que no parecen mera coincidencia, conduciéndonos irremisiblemente a esta reflexión urdida bajo la trama de la convergencia. En el compromiso social de las integrantes del Dúo Arcadia coexisten desde su base conceptual recuperación e innovación musical. El Arte se reconoce en esa conciencia que surge de su identificación con la naturaleza y la reivindicación de un trato digno a todos los seres vivos. La naturaleza del Ser en su amplio espectro y condición.
Los textos del Eclesiastés, narrados desde la posmodernidad, se alzan durante el recital como la voz de la conciencia en el Cohelet XXI. En un esfuerzo por recuperar ese repertorio olvidado, se devuelve a la vida la poesía sonora que la Generación del 27 convirtió en filosofía vital. La armonía de la cuerda pulsada resonó en nuestro recuerdo sentimental como los ecos de aquel retrato lorquiano con el que Paco de Lucía dejara impresa la memoria de nuestro pintor en la carátula de su album Doce canciones de García Lorca para guitarra. Un emotivo reencuentro entre Federico y Gregorio, al que en el Día Mundial del Arte ha asistido en directo el auditorio congregado en el patio de columnas de la casa solariega del siglo XVII que acoge su Museo en su ciudad natal, Valdepeñas.