El equipo psicosocial que evaluó a la menor que habría sufrido abusos sexuales por parte de un hombre de 69 años en Tomelloso ha explicado, en base al informe que se realizó según protocolo de actuación a víctimas de agresiones sexuales, que el relato de la víctima "es compatible" con los hechos.
Así lo han detallado durante la segunda sesión del juicio celebrado este jueves en el que se acusa a un hombre de abuso sexual continuado hacia una menor --que actualmente tiene 18 años-- desde 2016 hasta 2020.
De esta forma, han explicado que se realizaron entrevistas y pruebas psicológicas con la información proporcionada por el padre de la menor, que denunció los hechos en junio de 2020 tras conocer los abusos que su hija le habría confesado.
Según el informe, la personalidad de la víctima "apunta a un perfil conformista, sumiso" que muestra "preocupaciones de incomodidad respecto al sexo" y "abusos en la infancia", detalles que "son compatibles con los hechos denunciados".
Han detallado que, tras utilizar el test PSYMA, "por la dinámica abusiva que habría sufrido durante cuatro años", concluyeron que la víctima "tiene una madurez psicológica moderada".
"La impresión que nos dio a nosotras es que intentaba aportar una imagen más madura que la de su edad", han dicho añadiendo que "existía fidelidad y constancia en su relato y que no magnificaba sino que hablaba con distancia emocional".
Asimismo, han incidido en que "les pareció un relato con estructura lógica contundente" y que "le costaba entrar en detalles concretos", algo que "no es propio de alguien que se inventa una historia".
"No había contradicciones esenciales en el relato y resulta llamativo que una niña de esa edad que va a casa de un señor a ver los animales, sepa que tiene hecha una vasectomía, un hecho tan específico y tan íntimo como ese, nos resultó llamativo que la niña lo supiese dentro de ese contexto", han apostillado.
Dicho esto y a preguntas de la Fiscalía, han mantenido que "en relación a la evaluación psicológica, les parecía que lo que contaba era compatible con la experiencia y sus características psicológicas".
Además, han matizado que "era una niña muy vulnerable inserta en contexto de exclusión social con dificultades" y que el acusado, "aprovechó la relación de confianza y desigualdad para aprovecharse de la situación en la que ocurrieron los hechos".
"Existía un acuerdo tácito porque había una contraprestación económica, la niña estaba inserta en una desestructuración familiar por la separación de sus padres y la situación económica en la que se encontraban", han añadido.
Durante el juicio también ha testificado la psicóloga que atendió a la víctima alegando que "era una niña con problemas a la hora de relatar" aunque "desde el primer momento tenía mucha necesidad de hacerlo". "Contaba los hechos con detalles, de forma espontánea y en poco tiempo", ha dicho, matizando que "se trata de un patrón de sintomatología de una víctima de abusos sexuales".
De esta manera, ha explicado que los síntomas que presentaba se relacionaban con cuadros de estrés postraumático y que "desde su impresión clínica, el relato de la víctima le pareció creíble".
CONCLUSIONES
El Ministerio Fiscal, que en sus conclusiones ha manifestado que se trata de "unos actos contra la integridad de una persona altamente vulnerable y a lo largo del tiempo", ha mantenido la acusación por abuso sexual continuado y pide una pena de 12 años de prisión.
Por su parte, la acusación particular ha elevado la petición a 15 años "por violencia y abusos sexuales con intimidación" y una indemnización a la víctima de 50.000 euros.
Finalmente, el acusado ha manifestado que "se han dicho muchas mentiras". "Jamás, con los problemas que yo tenía, he podido abusar de esa muchacha, la recibía en casa, veía los perrillos y las gallinas y hasta luego Lucas, le daba un par de euros porque yo solo cobraba 426 euros", ha concluido.